Evangelio segun San Mateo 14, 1-12

viernes, 30 de julio de
image_pdfimage_print




En aquel tiempo oyó el virrey Herodes lo que se contaba de Jesús, y dijo a sus ayudantes: "Ese es Juan Bautista que ha resucitado de entre los muertos, y por eso los Poderes actúan en él". Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado por motivo de Herodías, mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta. El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos, y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella, instigada por su madre, le dijo: "Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan Bautista". El rey lo sintió; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y ella se la llevó a su madre. Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús.

Palabra de Dios





Reflexión: Monseñor Eduardo Martín | Obispo de la Diócesis de Rio Cuarto

 

 




Querido jóvenes:  en este último sábado de julio, se nos narra en el evangelio de San Mateo, el martirio de San Juan Bautista, si bien nos es la fiesta de su martirio, sin embargo esta relatado aquí el martirio, ¿Y porqué muere Juan Bautista?¿Porque pierde la vida? Pierde la vida por decir la verdad. Este es el mártir de la verdad y como Cristo es la verdad, entonces también en el fondo esta dando la vida por Cristo.

Por eso de San Juan Bautista también lo consideramos mártir. Él no tiene pelos en la lengua, el dice la verdad, aunque esa verdad frente a los poderosos le moleste.

¿Y cuál era la verdad que el proclamaba? Le decía a Herodes que la mujer que tenía no era de él, era la de su hermano, se la había robado, había cometido una injusticia, porque no era de él, no le pertenecía y por lo tanto había robado algo que no era suyo.

Esto evidentemente llenaba de odio, de rabia a la mujer, y entonces por medio de esta fiesta que Herodes había dado y la hija de Herodías baila tan gratamente que Herodes le ofrece todo lo que quiera y entonces ella en instancia de la madre, pide la cabeza de Juan el Bautista.

Queridos jóvenes el ser cristianos, implica siempre un riesgo, implica siempre también la disponibilidad a dar la vida por Jesús.

En el rito de la confirmación se les pregunta a los jóvenes ¿Están dispuestos a vivir y a morir alegremente en esta vocación cristiana? ¿Están dispuestos a sufrir desprecio y persecución a causa del nombre de Jesús? Y allí contestamos SI, estamos dispuestos.

Pidamos al Espíritu Santo para que él fortalezca nuestra alma y podamos en las pequeñas cosas de cada día, en las cuales tengamos que decir la verdad, podamos decirla con valentía, con respeto ,con suavidad y con firmeza. No queriendo prepotear a nadie, ni queriendo ser alguien que avasalle sino con sencillez, con libertad y con fortaleza decir la verdad de Cristo.

Sabiendo que esa verdad también es para uno, porque uno también es juzgado por la verdad, no somos los dueños de la verdad, sino que estamos en la verdad, que es distinto.

La verdad es más grande que nosotros, porque la verdad es Cristo mismo, entonces pidamos este coraje, en estos tiempos de incertidumbre, en estos tiempos de confusión, donde parece que todo es igual y nada es mejor, no tengamos miedo en proclamar la verdad del evangelio, aunque eso nos traiga desprecio y burlas y siempre con esa disponibilidad profunda hasta desear derramar la sangre por Jesús nuestro Señor.

Y pidámosle hoy a San Ignacio de Loyola, este valeroso español, que era un militar, era un soldado, pero que después Jesús lo tomo para formar la compañía de Jesús; también uso un término militar, compañía, la compañía, pero compañía de Jesús ahora, no ya para usar una espada de hierro y derramar sangre, sino para llevar el anuncio del evangelio a todo el mundo, como lo hicieron aquellos primeros jesuitas que llegaron hasta nuestras tierras y donde realizaron realmente obras de evangelización y de civilización incomparables en el mundo.

Que San Ignacio, este valeroso español, santo, fundador de la compañía de Jesús, nos llene de ese vigor, con su intercesión, para que todos proclamemos con valentía el nombre de Jesús


 

 

 

Oleada Joven