Evangelio según San Lucas 11, 37-41

martes, 11 de octubre de
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En aquel tiempo un fariseo invitó a Jesús a comer. El fue a su casa y se sentó a la mesa.
El fariseo se extrañó de que Jesús no hubiera cumplido con la ceremonia de lavarse las manos antes de comer. Pero el Señor le dijo:
«Ustedes, los fariseos, limpian por fuera el vaso y el plato, mientras por dentro están llenos de robos y maldades. ¡Insensatos!
El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Den más bien limosna de lo que tienen, y todo lo de ustedes quedará limpio».



Palabra de Dios

 

 


P. Gustavo Gatto Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Villa Maria



Hoy nos encontramos con Jesús y los fariseos. Primero que Jesús se acerca a los fariseos, aunque él le dice las cosas de frente, el tiene un gesto de acercamiento, esta vez Jesús va a comer a la casa de un fariseo. Pero no por estar cerca de ellos, Jesús deja de marcarles la verdad, marcarles el camino y otra vez les denuncia esta hipocresía de que por fuera sos una cosa y por adentro son otra y Jesús es la manifestación de este Dios que vé el corazón les pone delante su hipocresía

Esto me hace acordar a un cuento de un joven que vivía lleno de máscaras, a la mañana se ponía una máscara, en la escuela se ponía otra, en la familia se ponía otra, cuando se salía se ponía otra, permanentemente vivía enmascarado. Vivía mostrando lo que no era y dice que un día iba caminando por la calle y un fuerte viento le saco la máscara, quedo como un rostro desnudo y casi se vuelve loco por que estaba tan acostumbrado a ser lo que no era y a parecer que cuando se encontró con lo que él era recién lo pudo reconocer.

La invitación de Jesús es a vivir con rostro y no con máscaras para ser auténticos.


Que tengan una buena semana!

 

 

Oleada Joven