Año de la Fe: protagonistas de la nueva Evangelización

domingo, 16 de octubre de
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Extractos de la homilía de la Misa que presidió este domingo 16 de octubre en la Basílica de San Pedro al concluir el encuentro "Nuevos evangelizadores para la nueva evangelización"

 

 

 

… Un Autor anónimo escribe: “La imagen de Dios no está acuñada sobre el oro sino más bien sobre el género humano. La moneda de César es oro, la de Dios es la humanidad… por tanto, da tu riqueza a César, pero deja a Dios la inocencia única de tu conciencia donde es contemplado Dios… César, en efecto, ha pedido su imagen sobre cada moneda, pero Dios ha escogido al hombre, que él ha creado, para reflejar su gloria” (Anónimo, Obra incompleta sobre Mateo, Homilía 42). Y San Agustín ha utilizado muchas veces esta referencia en sus homilías: “Si César reclama su propia imagen incisa en la moneda –afirma-¿no exigirá Dios del hombre la imagen divina esculpida en él? (En. in Ps., Salmo 94, 2). Y más aún: “Como se vuelve a dar a César la moneda, así se vuelve a dar a Dios el alma iluminada y esculpida por la luz de su rostro… Cristo en efecto vive en el interior del hombre” (Ivi, Salmo 4, 8).

 

Esta palabra de Jesús es muy rica de contenido antropológico, y no se puede reducir solamente al ámbito político. La Iglesia, por tanto, no se limita a recordar a los hombres la justa distinción entre la esfera de autoridad de César y la de Dios, entre el ámbito político y el religioso. La misión de la Iglesia, como la de Cristo, es esencialmente hablar de Dios, recordar su soberanía, recordar a todos, especialmente a los cristianos que han perdido su propia identidad, el derecho de Dios sobre lo que le pertenece, es decir, nuestra propia vida. 

Y justamente para dar un renovado impulso a la misión de toda la Iglesia, para conducir a los hombres lejos del desierto en el cual muy a menudo se encuentran en sus vidas, la amistad con Cristo que nos da su vida plenamente, quisiera anunciar en esta Celebración eucarística que he decidido declarar un “Año de la Fe” que ilustraré con una carta apostólica. Iniciará el 11 de octubre del 2012, en el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y terminará el 24 de noviembre del 2013, Solemnidad de Cristo Rey del Universo. Será un momento de gracia y de compromiso por una cada vez más plena conversión a Dios, para reforzar nuestra fe en Él y para anunciarlo con gozo al hombre de nuestro tiempo. 

Queridos hermanos y hermanas, Uds. están entre los protagonistas de la nueva evangelización que la Iglesia ha emprendido y lleva adelante, con dificultad, pero con el mismo entusiasmo de los primeros cristianos. 

En Conclusión, hago mías las expresiones del apóstol Pablo que hemos escuchado: agradezco a Dios por todos Uds. Y les aseguro que los llevo en mis oraciones, grato de este compromiso que realizan en la fe, de su laboriosidad en la caridad y de la constante esperanza que tienen en el Señor nuestro Jesucristo. 

Que la Virgen María, que no tuvo miedo de responder “si” a la Palabra del Señor y, luego de haberla concebido en su seno, se encaminó llena de alegría y esperanza, sea siempre su modelo y guía. Aprendan de la Madre del Señor y Madre nuestra a ser humildes y al mismo tiempo valerosos; sencillos y prudentes; equilibrados y fuertes, no con la fuerza del mundo, sino con la de la verdad. 

 

Benedicto XVI

 

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