Un sábado entró Jesús en casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, y ellos estaban espiándolo. Mirando que los convidados escogían los primeros lugares, les dijo esta parábola: «Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya otro invitado más importante que tú; y el que los invitó a los dos venga a decirte: “Déjale el lugar a éste”, y entonces tengas que ir todo avergonzado a ocupar el último asiento. Por el contrario, cuando te inviten, siéntate en el último puesto; así, cuando venga el que te invitó, te diga: “Amigo, acércate a la cabecera”. Entonces te verás honrado ante todos los convidados. Porque todo el que se engrandece será humillado, y el que se humilla será engrandecido». Un sábado entró Jesús en casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, y ellos estaban espiándolo. Mirando que los convidados escogían los primeros lugares, les dijo esta parábola: «Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya otro invitado más importante que tú; y el que los invitó a los dos venga a decirte: “Déjale el lugar a éste”, y entonces tengas que ir todo avergonzado a ocupar el último asiento. Por el contrario, cuando te inviten, siéntate en el último puesto; así, cuando venga el que te invitó, te diga: “Amigo, acércate a la cabecera”. Entonces te verás honrado ante todos los convidados. Porque todo el que se engrandece será humillado, y el que se humilla será engrandecido».
Palabra de Dios
P. Guillermo Feldmann Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Quilmes