Señor Jesús, quiero compartir mi corazón con vos, quiero hacer de mi corazón pan tierno y fresco; quiero, Señor del alba, que mi corazón se haga mesa, mantel blanco de amistad para todos.
Mi corazón, Señor Jesús, se siente solo cuando Vos no lo llenás desde dentro; siento mi corazón arrugarse, sufrir y llorar cuando el Amor no enciende mi amor en el fuego; mi corazón lo hiciste para Vos, Señor, y me doy cuenta que no es feliz si Vos no sos su centro.
No quiero un corazón de piedra, duro y podrido; no quiero un corazón de piedra, que muera solo; no quiero un corazón de piedra, que viva frío. Quiero un corazón humano, hecho de carne, para sufrir con quien sufre, reír con quien ríe, amar al que no ama y compartir con todos.
Dame un corazón, Señor Jesús, manso y humilde, donde haya espacio para el que llega y pueda refrescar su cansancio. Dame un corazón que sueñe mundos sin conquistar, que viva la utopía del hombre nuevo.
Dame un corazón que sea feliz conmigo mismo, que aprenda a quererse para querer sin ruegos; dame un corazón que sepa perdonarse siempre, para comprender y perdonar después; dame un corazón orante como el tuyo, que se abra al Padre, que es Padre nuestro.
Amén!