Evangelio según San Lucas 17, 26-37

lunes, 7 de noviembre de
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En aquellos días, Jesús dijo a sus discípulos:
«Lo que sucedió en el tiempo de Noé también sucederá en el tiempo del Hijo del hombre:
comían y bebían, se casaban hombres y mujeres, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces vino el diluvio y los hizo perecer a todos.
Lo mismo sucedió en el tiempo de Lot: comían y bebían, compraban y vendían, sembraban y construían; pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Pues lo mismo sucederá el día en que el Hijo del hombre se manifieste.
Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, que no baje a recogerlas; y el que esté en el campo, que no mire hacia atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. Quien intente conservar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará.
Yo les digo: aquella noche habrá dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro abandonado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra abandonada».
Entonces, los discípulos le preguntaron:
«¿Dónde sucederá eso, Señor?»
Y él les respondió:
«Donde hay un cadáver, allí se juntan los buitres».

 

Palabra de Dios

 

 


 

P. José Navarro Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Tucumán

 

Este texto está enmarcado en la discusión que tiene Jesús con el grupo de los fariseos. Estos le preguntaban a Jesús cuando iba a llegar el Reino de Dios.

 
Esta pregunta se sustenta en la esperanza mesiánica que tenían los judíos. Estos esperaban a un mesías que llegaría investido de todo poder y que liberaría al pueblo de toda opresión, sobre todo en ese momento que el  pueblo judío vivía bajo el dominio de los romanos.

 
Por tanto no podían aceptar que en Jesús se hace presente el reino de Dios, este reino que es de amor, de paz, de justicia, de libertad. Por ello Jesús pone de ejemplo a Noé y a Lot, ya que en su tiempo la gente vivía solamente atendiendo a sus intereses personales de manera egoísta, sin pensar en Dios y en sus hermanos.

 
Jesús nos invita a que no nos dejemos convencer por un mundo que no proyecta para el bien de los demás y se deja llevar por la búsqueda del bien personal y egoísta; sino que mirando la realidad nos comprometamos con ella haciendo presente el Reino de Dios.

 

Oleada Joven