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miércoles, 9 de noviembre de

 

 

Señor, yo quiero arriesgar mi vida.
¿Para qué sirve si no es para darla?
No soy más que una persona cómoda
producto de una sociedad que busca seguridad,
dinero, placer, eliminando todos los riesgos.

Señor, vos que naciste en el cansancio de un viaje
y moriste como un ladrón, después de haber
recorrido sin dinero todos los caminos,
arráncame de mi egoísmo y comodidad.

Marcado con tu cruz,
que no tenga miedo a la vida dura,
a los trabajos en que se arriesga la vida,
a las tareas que exigen responsabilidad.

Señor, haceme estar predispuesto
para la gran aventura a la que me llamás.
Quiero comprometer mi vida
confiado en la certeza de tu palabra.
Quiero jugarme la vida por tu amor.

El mundo me dice que sea prudente y crea en el orden…
Vos me decís que crea en el amor.
El mundo me dice que hay que conservar,
Vos me decís que hay que dar.
El mundo me dice que me instale,
Vos me decís que camine,
que esté esperando a la alegría y al sufrimiento,
al fracaso y al éxito, a no poner la confianza en mí,
a realizar mi fe sin preocuparme de las consecuencias.
En fin Señor, dame el poder arriesgar mi vida,
contando con tu amor.
Amén!

 

Maria Carolina Chahin