En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: “¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!”.
¡Hola querida audiencia de Radio María!. Acabamos de comenzar este Domingo el tiempo de Adviento. Este primer tiempo en este nuevo año litúrgico que va a ir caminando con el ciclo “A”. La alegría de este texto del evangelio de este Martes, comienza diciendo que “Jesús, lleno del Espíritu Santo, se llenó de gozo”. ¿Qué momento era? el regreso de los discípulos. Los discípulos han ido a evangelizar, han ido de misión y han vuelto y han regresado y le contaban todo lo que habían hecho. “Esto llena de gozo a Jesús” porque sabe que lo que han anunciado es del Espíritu.
Es aquello que el Espíritu y Él mismo les han ido revelando al corazón a los discípulos, tal cual nosotros, hablamos de lo que Jesús nos ha revelado el corazón, de lo que el Espíritu quiere que contemos a los demás. Y esto: “a Jesús lo llena de gozo”.
Un momento antes, en el texto, también nos dice que los discípulos con alegría le contaban todo esto que habían vivido, todo esto que habían contado los demás, que no era otra cosa que Jesús estaba presente entre ellos, que el reino también se hacía realidad en la persona de Jesús.
Y así fundaron las primeras comunidades por haber revelado a Jesús estaban “llenos de alegría” y Jesús, lleno del gozo, por escucharlos. Él valora que en el corazón ellos “han creído la revelación”, y entonces la han contado a los demás. Y sabe que el Padre los ha elegido por su pequeñez, la alegría de conocer a Jesús ¡eh!. En adviento esperamos que Jesús viene por segunda vez, y viene definitivamente a restaurar todas las cosas, a “volver” a estar con nosotros de una manera definitiva y plena.
¡Jesús viene! ¿Nos llena de gozo esto?, ¿nos llena de gozo anunciar que Jesús VIVE entre nosotros, después de su resurrección y venida del Espíritu Santo? Pero que además va a volver plenamente al fin de los tiempos. ¿Nos llena de gozo como Jesús también, conocerlo?
El texto va a terminar con las palabras mismas de Jesús, dice: “felices ustedes porque ven, felices ustedes porque oyen”. A nosotros, quizás, nos cuesta decir que “vemos”. Pero seguramente no nos cuesta decir que “oímos” porque oímos la palabra de Jesús, porque conocemos lo que Él quiere decirnos.
¡También vemos! Pero nos cuesta más, decir “esto”. Que lindo que esto nos llena de alegría.
Este “felices” de Jesús, nos tiene que tocar plenamente el corazón, como los discípulo que volvieron a contarles llenos de gozo a Jesús.
Cada día terminemos diciendo:
“Señor, gracias porque soy feliz. porque este día te he anunciado. porque este día te he llevado a otros hermano qué te necesitaban, Y más alegría aún, si aquellos a los que le he llevado su palabra, han creído, ¿no?
¡Porque también Jesús se pone feliz porque eso!
Así como me ha alegrado su primera venida, ¿eh?
En en la historia, como un niño pequeño que creció entre nosotros, hasta la cruz y la resurrección.
Tiene que alegrarnos también, este Señor que viene.
Que se va acercando permanentemente:
A cada uno de nosotros y a todos juntos como comunidad de hermanos.
Preguntarnos, ¿cómo esta mi alegría? ¿Cómo esta mi alegría de saber que el Señor vive conmigo, está conmigo, camina conmigo? ¿Como esta mi alegría de saber que viene definitivamente al final de los tiempos?
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar