Me pasa algo así:

martes, 15 de noviembre de



 

Señor, quiero romper toda noche,

que me impida ver la aurora.

Me resisto a quedar atrapado

en el espacio y en el tiempo

y vivir tan solo "acá y ahora".

No soporto la tiniebla.

Busco la luz y el horizonte.

Y sin embargo,

cuando toco algo con las punta de los dedos

o aprisiono a alguien con mis manos,

o logro la ilusión de algo deseado,

hay algo que no toco, que no alcanzo, no consigo;

hay algo que intuyo en lo profundo y que no veo,

hay algo más allá de las montañas y el mar,

hay algo más por encima del cielo y las estrellas,

hay algo más allá de mi frágil e inquieto caminar.

Cuando lucho por algo y lo alcanzo, algo se acaba.

Cuando deseo y lo poseo, algo termina.

Cuando sueño y lo hago realidad, algo se escapa.

Cuando creo, se me asoma la duda.

Cuando espero, se me aleja la utopía.

Cuando amo, se me achica la entrega.

¡Señor de la vida! Quiero vivir sin sufrir de que se termine!

¡Señor del amor! Quiero amar sin definir los límites!

¡Señor de lo grande! Quiero en plenitud ser libre!

¡Señor de lo absoluto! Quiero llegar!

¡Señor de la esperanza! Quiero vivir en casa, en paz.

Acá estoy, en busca de una entrega sin facturas,

resistiéndome a "morir por morir",

porque Vos me invitas a vivir para siempre.

Quiero vivir en verdad, camino hacia la luz:

vivir disponible, mi libre libertad;

vivir sin dobles intenciones, camino de humilde perfección;

vivir tu justicia que iguala a desiguales;

vivir tu esperanza, que oxigena la vida;

vivir de tu amor, que crea Resurrección! Amén!

 

 

(Anónimo)

 

Maria Carolina Chahin