Ya recorrí una parte del camino,
a veces con gozo, a veces con sufrimiento,
pero siempre con una esperanza desbordante en el corazón.
Porque el Señor y Nuestra Madre María siempre me han acompañado.
Si Dios me diera a escoger, no iría por otros caminos diversos de éste.
Por haber esperado en el Señor
La felicidad y el gozo nunca me han abandonado
Y no he conocido sino el amor.
Hoy Dios me concede unos momentos de intimidad con Él.
Como lo deseaba desde hace mucho tiempo,
comienzo a escribir para ti estos modestos pensamientos del corazón,
la experiencia de una vida.
Son las confidencias de un padre.
No te diré nada muy nuevo,
Quisiera sólo recordarte algunas recomendaciones
que ya han llegado, tantas veces, discretamente a tus oídos y a tu
corazón.
En medio de las agitaciones de este mundo,
Haz el silencio en ti para meditar estos pensamientos que me salen
del corazón.
Deseo que estas reflexiones sencillas y sin rodeos
puedan iluminarte, pacificarte y hacer de ti un apóstol, un hombre de
oración y de amor.
Que la Paz y la gracia del Señor estén siempre contigo
en el camino de la esperanza.
Escrito por Card. Fco. Xavier Nguyen Van Thuan