“Sígueme” (Mt 9,9). Los apóstoles dejaron todo para responder a este llamado. ¿Te comprometerás a seguir al Señor de una vez por todas? ¿Cuántas veces tendrá todavía que renovarte su llamado?
AL LLAMADO DEL SEÑOR, MOVILIZA TUS FUERZAS.
61. “Sígueme” (Mt 9,9). Los apóstoles dejaron todo para responder a este llamado. ¿Te comprometerás a seguir al Señor de una vez por todas? ¿Cuántas veces tendrá todavía que renovarte su llamado?
62. Elegir es renunciar, dudar, reflexionar, pero en fin de cuentas, tendrás que decidir. 63. Jesús ha sido categórico: “El que quiera seguirme tome… “, “El que no… no es digno de ser mi discípulo” (Mt 10,38). La línea de conducta es clara; el llamado no tiene equívocos.
64. “Id a anunciar la Buena Nueva” (Mc 16,15). Para cumplir esta altísima misión el Señor necesita “voluntarios”: nunca han faltado a través de dos mil años de historia de la Iglesia, en ningún estrato social del pueblo cristiano.
65. Ciertas personas, durante toda su vida, se escudan tras Ja decisión de otros. ¿Eres de esa categoría?
66. ¡Porque te sientes contrariado y te desagradan ciertas personas quieres retirarte! Pero ¿a quién has decidido seguir? ¿Al Señor o a esa gente?
67. ¿Por qué admirarse de que hombres y mujeres de todas las clases sociales se presenten como voluntarios para responder al llamado del Señor? ¿No dijo: “Yo estoy con vosotros hasta el fin de los tiempos” ?
68. En el mundo no se comprende por qué hemos respondido al llamado del Señor. Nos tornan por locos. Cristo mismo fue tratado como loco por Herodes. Debemos sentirnos ufanos de estar en el manicomio en compañía de nuestro Maestro.
69. Tu decisión de seguir al Señor no consiste en una firma al calce de un contrato, ni tampoco en un juramento. Es una donación continuada sin tregua durante toda una vida. 70. “A vosotros que me seguís desde hace tanto tiempo, les falta algo? (Mt l),27) “No Señor, yo he dejado todo por seguirte a ti, mi Providencia; ¿qué me podrá inquietar?”
71. ¡No te confundas ¡Tú sigues al Señor, pero aún escuchas la voz del placer , de la ambición; oyes también tu propia voz, la de tus padres. Todos te invitan a dejar el camino. Continúa avanzando. “El que pone la mano en el arado y vuelve los ojos atrás, no es digno de ser mi discípulo” (Lc 9,62)
72. “Sígueme!” Este llamado seguirá resonando en tus oídos hasta en la menor de tus acciones. Y tú continuarás respondiendo “sí” hasta tu último suspiro.
73. Es fácil responder “sí”. Pero contempla a Cristo muriendo en la cruz para responder al llamado de Dios. Renuncia a ti mismo, toma tu cruz cada día y crucifícate sobre ella.
74. El Señor te ha dicho: “Ve y proclama la Buena Nueva” (Mt 16,15). Nada está programado ni planeado. El te deja la iniciativa. A ti te toca salvar los obstáculos. Hay una sola condición: llevar el Evangelio al mundo.
75. El concilio Vaticano II nos aconsejó ¡del retorno a las fuentes”. Redescubre la vida de los apóstoles, esos hombres que vivieron con el Salvador, que lo vieron, lo oyeron, lo tocaron con sus propias manos y que fueron sus testigos.
76. Tu plan está realizándose admirablemente… habrá que dejarlo sin terminar. Tendrás que dejar en proyecto una obra emprendida con entusiasmo. Se te quita la responsabilidad de una misión que te parecía importante. Gritas y haces escándalo, te desanimas. Sin embargo el Señor te ha llamado a seguirlo a él, no a proseguir una obra o a ir tras cualquier persona. Deja todo eso, el Señor se hará cargo de todo. 77. Tú no te fías de nadie. Tú no confías ninguna tarea a nadie. Tú rehúsas ceder tu lugar. ¿Serás más poderoso que Dios?
78. ¿Por qué obstinarte en querer ver todo? ¿Por qué no retirarte del puesto que ya no tienes confiado? Ahora ya es asunto de Dios. ¡Ten seguridad, El se hace cargo de eso!
79. Si tu obra de apóstol te da satisfacción estás en un peligro grande. Es el momento en que el diablo concentra sus fuerzas para atacar.
Escrito por Card. Fco. Xavier Nguyen Van Thuan