El Sí en cada momento

miércoles, 7 de diciembre de
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Homilía de Monseñor Bernardini, Nuncio Apostólico al cumplirse en 2004, 150 años del Dogma de la Inmaculada Concepción

 

Dios ha encontrado así alguien que dice sí. Dios ha encontrado sobre todo una criatura que está dispuesta a recibir antes que a dar. Una criatura libre de preocupaciones egoístas, vacía de si, que ha facturado el orgullo, repudiado el amor propio.

Muchos bautizados se muestran obsesionados por aquello que deben hacer por el Señor. En cambio la Virgen ha intuido que la primera cosa que debe hacer un creyente es dejar hacer a Dios, dejarse hacer por Él, recibir de Él, abandonarse al poder del Espíritu. 

Miren nuestra posición de criaturas, de bautizados. Dios se hace presente en cualquier momento y frente a nosotros para ofrecer el plan de salvación. Necesita un simple sí por nuestra parte. Y nosotros no somos capaces de decir este sí. 

Y miren, este sí no es un sí que nosotros tenemos que enfrentar un martirio, no. Es el sí de cada momento. Es en cada momento que nosotros construimos nuestra santidad, es un sí generoso, en la simplicidad. Esto es lo que quiere Dios de nosotros

Maravillosas todas estas demostraciones que nos damos a la Virgen y a Dios. Pero si en cada momento de nuestra vida nosotros no entendemos que no somos capaces de dar este sí, nuestra vida cristiana, nuestro bautismo, sabe de muy poco. 

En esta manera nosotros no somos capaces de construir una sociedad cristiana, una sociedad católica. 

“Te saludo llena de Gracia”. Observen ustedes un particular. El ángel no la ha llamado por su nombre María. La interpeló con el nombre nuevo dado por Dios “llena de Gracia”. La palabra griega es casi intraducible y normalmente se traduce como colmada de gracia. Pienso, sin embargo, que por todo el contexto se podría decir también la “contemplada por Dios”… María es contemplada para ser templo viviente de su presencia en el mundo, todo se explica en vista de la encarnación. La Virgen debía acoger al Verbo en su propio cuerpo. La realidad de Dios hasta que no llegó a encontrar una madre era como un reo en exilio, un extranjero sin ciudad. Solamente porque María en su soberana libertad ha aceptado la propuesta del Ángel, Dios ha podido asumir la carne, volver a entrar en el centro de la creación, recrear el mundo desde adentro. 


Miren, nuestro sí, que en medio de millones y millones de posibles sí podría significar un nada, es una pequeña parte de este maravilloso plan de salvación que Dios ha prefijado desde el comienzo de los siglos. Y solamente si nosotros cumplimos con este sí, este maravilloso designio de amor que Dios ha creado con el plan de salvación, va a realizarse

Y si nosotros convertimos a este sí con un no, este maravilloso plan que María ha realizado en su totalidad, no va a realizarse

Un último trecho del Evangelio, tal vez el más importante: “Y el Ángel la dejó”. Al término de la narración ustedes han escuchado estas simples palabras. “El Ángel la dejó”. 

Este particular de la página de Lucas sobre la Anunciación siempre nos sorprende. Ciertamente no es un fin alegre. Más bien es un fatigoso y penoso comienzo. María queda sola. Y nunca más una comunicación extraordinaria. Nunca más un mensaje que le de seguridad y le elimine las dudas. El camino lo debe recorrer con la ayuda de la propia fe, la propia fe

Es verdad, somos hombres y queremos conocer todo. Enfrente a la fe estamos como enfrente a algo que no podemos entender. Y si nosotros queremos entender todo no tenemos más fe y no podremos realizar nunca el plan de Dios. 

Nosotros somos seres finitos y no podemos entender un ser infinito. No tenemos que hacer una rebelión enfrente a cosas que no entendemos. Solamente si tenemos esta fe que transporta las montañas nosotros podremos realizar y realizarnos como cristianos, como bautizados. Y María se realizó sin la ayuda del Ángel. El Ángel salió de su casa y ella continuó su vida de cada día. El Ángel ha agotado su deber, ha terminado de hablar y ahora en adelante la Virgen deberá interrogar a los acontecimientos diarios para saber alguna cosa, como todos los mortales. Y cada vez que diga sí, aún antes de haber comprendido, profundizará el misterio de la propia existencia. Y por cada sí hay una aumento de conocimiento

Miren, nosotros conocemos el misterio, si así podemos decir, a través de una continua realización de la voluntad de Dios. El sí anticipa la explicación y por lo tanto el abandono confiado antecede al razonamiento, la acogida antecede a la investigación. No podemos investigar sobre lo que nosotros no podemos comprender. El camino se conoce recorriéndolo con nuestra vida vivida cada día

Otros conocimientos nosotros los aprendemos leyendo o estudiando, la fe se aumenta viviéndola.


La fe no es algo que entra en la razón. La fe entra en la vida y si nosotros vivimos nuestra fe, nosotros podemos entrar en esta vi

da grande, maravillosa de Dios como lo hizo la Virgen María. La verdad se encuentra haciéndola, he aquí la paradoja que mide el itinerario de la fe en la Biblia y que la Virgen ha vivido hasta extremas consecuencias

Regresamos a nuestras casas, llevamos con nosotros esta enseñanza, esta fe de la Virgen, ver en cada acontecim

iento la mano de Dios. Repito, solamente en esta manera nosotros entenderemos algo de la fe, porque tenemos el coraje de vivirla.

 

Monseñor Bernandini

Nuncio Apostólico

 

 

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