Evangelio según San Lucas 1, 57-66

martes, 20 de diciembre de
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A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban.

A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: “¡No! Se va a llamar Juan.” Le replicaron: “Ninguno de tus parientes se llama así.” Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: “Juan es su nombre.” Todos se quedaron extrañados.

Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: “¿Qué va a ser este niño?” Porque la mano del Señor estaba con él.

 

Palabra de Dios

 

 


 

P. José Navarro Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Tucumán

 
Ya estamos en los umbrales de la navidad. La navidad es el cumplimiento de la promesa de parte de Dios nuestro Padre. La navidad implica un nuevo nacimiento para cada uno de nosotros. Es tiempo de tomar nuevamente conciencia de quienes somos, de nuestra misión como cristianos en el mundo.


Hoy el evangelio nos relata el nacimiento de Juan el Bautista, el más grande de los profetas, y el milagro por el que Zacarías recobra la capacidad de hablar.


¡¡Qué hermoso mensaje!! Ustedes saben, Zacarías es un nombre hebreo que significa “Aquel que es la memoria de Dios” o “Aquel que Dios se acuerda”    y sin embargo parece que a Zacarías le falló la memoria en el templo cuando le hizo esa pregunta al angel fundada en su incredulidad “¿Qué garantías me das?”. Parece que se olvidó de todos los gestos de amor de parte de Dios al pueblo de Israel. Esa falta de memoria (no solo falta de recuerdo), provocó incredulidad y esta obviamente  lo llevó a la falta de esperanza. Zacarías ya no esperaba nada de Dios, aunque lo seguía sirviendo en el templo.


La navidad nos invita renovar nuestra esperanza en el Señor a no tener amnesia espiritual o sea, la navidad nos ayuda a recuperar la memoria y darnos cuenta de que Dios nunca nos abandona. Lo que le pasó a Zacarías nos puede pasar a nosotros podemos entrar mil veces al templo pero sin esperar ya nada de Dios.


Pero el Señor, a pesar de nuestra incredulidad, nos sigue amando, nos sigue acariciando con la suavidad de la piel de un bebé. Se hace pequeño para mostrarte su inmenso amor.


Hermoso sería que sientas la suavidad del Señor, para
que puedas ser Juan entre las personas que te rodean. Juan significa “Aquel que es misericordioso, compasivo, dar gracia” ; que lindo sería que vos mismo seas presencia de Dios entre los hombres que vos les devuelvas la memoria a los chicos de tu comunidad y se acuerden que Dios siempre los acompaña, porque nuestro Dios ama a los jóvenes.

 

Oleada Joven