Una historia verídica nos da una lección sobre la confianza

jueves, 19 de enero de
image_pdfimage_print

 

En agosto de 1918, un velero estaba siendo remolcado por un barco en el Río Niágara, cuando el mecate que lo jalaba se reventó y, para angustia de todos, el velero, con sus dos tripulantes, quedó a la deriva. Lo peor era que ya estaban cerca de las famosas cataratas.

 

Las fuertes corrientes condujeron directamente al barco hacia las cataratas. Nadie podía hacer nada ante la impetuosa agua del río. Espantados esperaban un final desastroso.

 

Los dos hombres, ya desesperanzados y desesperados, creían que caerían de un momento a otro. Sin embargo, cuando estaban a punto de caer, el velero encalló en algunas rocas prácticamente en la misma orilla de la catarata.

 

Pasaron una noche ahí encallados, casi muertos de miedo, de que en cualquier momento se desatoraran y fueran a caer al abismo. Pero no sucedió nada. Los dos hombres que estaban a bordo fueron rescatados el día siguiente.

 

Ellos pasaron una noche de terror esperando caer en cualquier momento. Podemos pensar que rezarían como nunca. Eso aconteció hace casi cien años y el viejo velero continúa ahí, atascado en el mismo lugar. Hay fotos actuales que lo atestiguan. Jamás sucedió lo que se temía tanto.

 

Podríamos pensar que realmente, de saber el resultado final y que el barco pasaría ahí cien años, no había motivo para preocuparse, aunque es comprensible su miedo.

 

De la misma forma, muchas de las cosas que nos preocupan no suceden realmente, sólo pasan en nuestra imaginación que nos hace agrandar la mayoría de los problemas. Y, lo que es peor, nos hace perder la paz y alegría. Tal vez si quitáramos esas fantasías podríamos afrontar con confianza y paz los verdaderos problemas.

 

http://peque-semillitas.blogspot.com

 

 

Emanuel Almirón