Un corazón simple

viernes, 20 de enero de
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Le pedí a Dios un corazón simple. 
Es que a veces el corazón se entusiasma en armar laberintos, tratando de encontrar el por qué a cada cosa, la palabra justa que describa tal situación o sacudir tal historia en busca de una lógica humana.

Pues no, lo único que hace en vez de contemplar la vida con una mirada clara, es enredarse y al tiempo caer en sus mismas redes. Y así no se avanza, así no se crece y yo quiero avanzar, quiero crecer, ¡quiero más!

Por eso le pedí a Dios un corazón simple que…
… no busque entender todas las cosas, pero que sí intente abrazarlas
… no mire sólo los rincones oscuros, sino la Luz que tiene que llegar a ellos
… en cualquier situación siempre halle su paz en la confianza plena en Dios
… no mire tantos los escalones por subir sino que lo invitan a ir hacia Lo Alto
… no se asuste cuando no vea sino que tenga Fe para comenzar a ver
… por más agitado que esté no olvide que cada latido es un milagro
… se dé cuenta que no sólo puede caminar, sino que cuando es libre puede volar

Así que sí, simplemente le pedí a Dios un corazón simple y así lanzarme al belleza del que ama simplemente porque se sabe amado…  


Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en ustedes y haré que sigan mis preceptos, y que observen y practiquen mis leyes”
 Ez 36, 26-27
 
barrilete
 
 

 

 

Luz Huríe