Evangelio según San Marcos 1, 14-20

viernes, 20 de enero de
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Después del arresto de Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea proclamando la buena noticia de Dios. Decía:«El plazo se ha cumplido el. El Reino de Dios está llegando. Conviértanse y crean en el Evangelio»Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés que estaban echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo:«Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres».Ellos dejaron inmediatamente las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan. Estaban en la barca reparando las redes. Jesús los llamó también; y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con sus trabajadores, se fueron con él.

 

Palabra de Dios

 

 


 

 

P. Maximiliano Turri  Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Chascomús

 


En este día Jesús utiliza una expresión significativa en el Evangelio, dice así: “Conviértanse y crean en la Buena Noticia”.
Vamos a detenernos en la expresión conviértanse, esta palabra suena, traducida del griego, el cambio. Cuando decimos o pronunciamos cambio en el Evangelio nos parece que tenemos que dejar de ser malos para pasar a ser buenos, si bien eso es real, no es lo único. El cambio que Jesús nos propone es un cambio de mentalidad, cambiar la forma de ver las cosas, de ver la propia vida.
 
 
El Evangelio nos propone una forma distinta, vamos a citar algunos ejemplos. Nos parece que en el mundo, el que es fuerte y se lleva todo por delante es el poderoso; en cambio el Evangelio llama feliz al paciente, al que sufre, una manera distinta. Nos parece en el mundo que perder es el fin, es el fracaso; el Evangelio nos muestra que en Dios nada se pierde, todo es tenido en cuenta. Quienes miramos el mundo, miramos la vida, nos parece que mientras más tenemos, más seguros estamos; el Evangelio nos habla de que Dios es el que nos cuida, y que estamos solamente en sus manos. En el mundo, la forma de ver, nos parece que el poder es imponerse, pisarle la cabeza al otro; en cambio en el Evangelio, en Dios, el poder es el que sirve. Y por último nos parece que la muerte es el fin, que no se puede esperar nada más; en cambio en Jesucristo sabemos que Él mismo es nuestra garantía y nuestra esperanza.
 
 
Convertirse y creer en la Buena Noticia es mirar la propia vida, no desde nuestra mirada, sino desde Dios. Confiamos en sus manos, sabernos amados por Él, y sobre todo, que en su voluntad está nuestra paz.
 
Que Dios te bendiga.

 

 

Oleada Joven