-Y a todo esto, ¿por qué llamaste anoche tan tarde?. El regresó y me dijo en voz baja, es que te quería dar una noticia… y le pregunté: – ¿Qué pasó? Y me dijo: – Fui al doctor y me dijo que estoy muy enfermo. Yo me quedé mudo… él me sonrió y me dijo: – Ya hablaremos de eso. Que tengas un buen día… se dió la vuelta y se fue. Pasó un buen rato para cuando asimilé la situación y me pregunté, una y otra vez, por qué cuando él me preguntó cómo estaba me olvidé de él y solo hablé de mi. ¿Cómo tuvo la fuerza de sonreirme, de darme ánimos, de decirme todo lo que me dijo, estando él en esa situación?… Esto es increíble… desde entonces mi vida ha cambiado. Suelo ser menos dramático con mis problemas y disfrutar más de las cosas buenas de la vida. Ahora aprovecho más el tiempo con la gente que quiero…