Evangelio según San Marcos 16, 15-18

martes, 24 de enero de
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En aquel tiempo se apareció Jesús a los Once, y les dijo: «Vayan por todo el mundo y proclamen la buena noticia a toda criatura. El que crea y se bautice, se salvará, pero el que no crea, se condenará. A los que crean, les acompañarán estas señales: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes con sus manos, y, aunque beban un veneno, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos sanarán».



Palabra de Dios










P. Mariano Cortes Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de 9 de Julio

 



Hoy la liturgia celebra la fiesta de la conversión del apóstol San Pablo, por eso hoy te invito a que contemplemos juntos el texto del libro de los hechos de los Apóstoles en el capítulo 22, versículo 3 al 16. Es el  relato que vivió Pablo, hace a lo que le sucedió en el momento de su conversión; a lo que iba haciendo un camino, su propio camino, se dirigía desde Jerusalén a Damasco. Un camino que tenía un sentido, iba a buscar cristianos para llevarlos presos. Pablo encuentra en ese camino algo que lo hace cambiar, cuenta que hay una luz que brilla, que lo envuelve, que él se cae a tierra, cuenta que hay una voz que le habla que lo llama por su nombre; una luz que lo envuelve, una caída que lo sacude, una voz que lo conoce y que le habla.



En definitiva, Pablo nos esta hablando de un encuentro con una persona, con Jesús; es Él el que lo ilumina, el que lo envuelve con su luz, es Él el que lo hace caer para sacudirlo, el que lo conoce, lo llama y le dice "¿Porque me persigues?". Esta experiencia profunda que vive Pablo, produce en su corazón  una transformación íntima, una transformación total, su camino ahora es distinto, su camino tiene otro sentido, tiene otro rumbo; ya no camina para buscar cristianos para perseguirlos sino que camina para anunciar lo que ha visto y oído, para ver y dar testimonio de lo que ha podido experimentar en el camino.




Te invito a que terminemos con una oración pidiéndole a San Pablo que interceda por nosotros para que también nosotros nos podamos encontrar con el Señor Jesús en el camino que cada uno esta recorriendo en su vida y que ese encuentro transforme profundamente nuestro corazón y nuestra vida.




Te dejo en la presencia del Señor, en su Palabra y con mi bendición en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 


 

 

Oleada Joven