Evangelio según San Juan 21, 20-25

martes, 18 de mayo de

 Volviéndose Pedro, vió que los seguía el discípulo al cual Jesús amaba, el que, durante la cena, reclinado sobre su pecho, le había preguntado: "Señor ¿quién es el que te ha de entregar?" 

Pedro, pues, viéndolo, dijo a Jesús: "Señor: ¿y éste, qué?" 
Jesús le respondió: "Si me place que él se quede hasta mi vuelta, ¿qué te importa a ti? Tú sígueme". 
Y así se propagó entre los hermanos el rumor de que este discípulo no ha de morir. Sin embargo, Jesús no le había dicho que él no debía morir, sino: "Si me place que él se quede hasta mi vuelta, ¿qué te importa a ti?".
Éste es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y que las ha escrito, y sabemos que su testimonio es verdadero.
Jesús hizo también muchas otras cosas: si se quisiera ponerlas por escrito, una por una creo que el mundo no bastaría para contener los libros que se podrían escribir.
 
 
Palabra de Dios.
 
 Reflexión: Monseñor Eduardo Martín | Obispo de la Diócesis de Río Cuarto
 
 
“Tu sígueme “estas son las últimas palabras de Jesús al apóstol Pedro. También estas palabras están dirigidas a cada uno de nosotros, a cada uno de ustedes jóvenes que nos escuchan.
A cada uno por su nombre, como Jesús le dijo a Pedro. 
Hoy te dice  a ti, con tu nombre, con tu rostro, con tu apellido, con tu carácter, con tu historia, con tu temperamento, en la situación en la que te encuentres: Tú sígueme.
Como le dijo también una vez  a Mateo que estaba sentado en la mesa de dinero, cambiando  plata. No  estaba en ninguna ocupación espiritual, no estaba en ninguna montaña mística para ver si encontraba a  Jesús. No, estaba en la circunstancia concreta de su vida 
Pero es allí que paso Jesús, que mirándolo fijó  su vista penetrante, llena de amor y le dijo: Sígueme. Y él dejándolo todo lo siguió.
Así paso con Juan, con Andrés, con Simón con todos.
Como al Final con Pedro, cuando Jesús le vuelve a decir otra vez Sígueme.
Y le vuelve a decir sígueme a Pedro, después de que Pedro lo había negado tres veces, no habían pasado más de tres o cuatro días desde que Pedro había negado a Jesús.
Queridos Jóvenes no hay mayor y más hermosa aventura que la de seguir a Jesús.
 En sus huellas vamos encontrando el sentido de  nuestra vida y vamos descubriendo que es hermosa, que vale la pena transitar este camino, si nos damos de corazón a él y por él, nos damos de corazón a nuestros hermanos.
Seguir a Jesús es descubrir que la vida, se nos ha dado para entregarla y para que así sea fecunda. Entonces la felicidad, él  deseo más  profundo de nuestro corazón se vea plenamente realizado.
Yo los animo y los invito a que tengan este coraje, de soltar todas las seguridades falsas que el mundo les presenta, para arriesgarse en la aventura del seguimiento de Jesús.
 Poniendo solo en él la esperanza del corazón y podrán verificar en sus vidas esa paz  y esa alegría que solo Cristo puede dar, y podrán experimentar que la vida es fecunda, que sirve para hacer más humano este mundo y también que nos prepara para  alcanzar  la  plenitud en la eternidad  del cielo.
Hasta el próximo sábado! Si Dios quiere.
 

 

Oleada Joven