Todos somo caminates en la vida, somos peregrinos y en ese caminar son muchas las experiencias que vamos viviendo. El camino ofrece momentos para compartir junto a otros y celebrar. También podemos estar solos y meditar paso a paso lo que guardamos en el corazón. Vivimos tramos de mucha alegría y entusiasmo, como así también de desánimo y desaliento generado por las dificultades propias del camino, ya que este puede volverse cuesta arriba, sinuoso o pedregoso.
A donde vamos, siempre vamos con nuestra mochila a cuestas pero ¿cómo hacemos para seleccionar solo lo necesario? Evitando que ésta se vuelva muy pesada y nos dificulte la marcha. También nos preguntamos ¿qué es lo que podemos llevar que sacie verdaderamente el hambre y la sed?
Mientras vamos reflexionando, se van sumando preguntas; este camino, que tanto mencionamos ¿hacia dónde nos lleva? ¿qué buscamos en él? ¿cómo hacemos para no desanimarnos a tal punto de llegar a abandonarlo, a darnos por vencidos?
Conversamos con el padre Gustavo Gatto, Asesor de la Pastoral Juvenil de la diócesis de Villa María, quien, entre otras cosas, nos decía que somos grandes buscadores de sentido, de felicidad. Nos invitaba a no pensar ese lugar a donde queremos llegar como una meta que se encuentra en el futuro, sino como el mismo presente que nos ofrece la plenitud de la mano de Dios.
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