Me basta un solo corazón

sábado, 11 de febrero de
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He tenido la Gracia de estar en varios encuentros con jóvenes católicos de otros países. Eran cientos, eran miles, eran millones. Y ello es fuerte y es grande. Asombraba encontrarse con personas como vos y yo que están en la misma aventura por la santidad, en distintas partes del mundo, con otras culturas, idiomas pero con un mismo Amor que los mueve y abraza: el de Cristo.

Sin embargo no me conmovía ver la "cantidad" de ellos aunque sí me alegraba y ¡vaya que sí!. Pero no se trataba de si eran muchos o pocos. Mi corazón no se sacudía por ello porque en realidad, no entiende de números sino de rostros, historias, vidas. 

Pienso en Jesús y los encuentros que Él tuvo como por ejemplo con Zaqueo, cómo Él aún predicando a multitudes, salió al encuentro personal de cada uno de ellos. Y así me maravilla pensar en que Jesús nació, vivió y dió su vida por cada uno de éstos jóvenes tal como lo hizo con vos y conmigo. El Salvador conoce tu nombre, tu rostro, tu historia. ¡Él se hizo hombre para salvarte!

Es por ello, que me basta contemplar la mirada de una sola persona para conmoverme. Y ahí es donde al verlos sean millones, sean miles, sean cientos, sean decenas, seas vos, me paro y digo: ¡¡estoy frente a un Sueño de Dios hecho realidad!! 


"Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: Zaqueo baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa"… "Hoy ha llegado la salvación a esta casa"

Lc 19, 1-10
 
barrilete

 

 

Luz Huríe