Evangelio segun San Marcos 8, 22-26

miércoles, 15 de febrero de
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En aquel tiempo, Jesús y los discípulos llegaron a Betsaida. Le trajeron un ciego, pidiéndole que lo tocase. Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó: "¿Ves algo?" Empezó a distinguir y dijo: "Veo hombres; me parecen árboles, pero andan." Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía con toda claridad. Jesús lo mandó a casa, diciéndole: "No entres siquiera en la aldea."

 

Palabra de Dios

 




De nuestra redaccion



En varios pasajes del evangelio vemos cómo Jesús sana a personas con las más diversas enfermedades. En este caso, el evangelista nos muestra a los discípulos que interceden para que Jesús toque a un ciego. Los seguidores de Jesús, ellos que tienen la posibilidad de vivir cerca de Él, saben cuánto puede hacer por los hombres.



La escena que sigue, cargada de signo, nos revela la ternura de Jesús. Toma de la mano al ciego y lo lleva aparte. Lo sana desde la intimidad del trato entre ambos. ¡Qué lindo descubrir que Jesús que se vinculaba con grandes multitudes a la vez es capaz de dedicarle tiempo y atención a cada uno!. En este día Él viene a encontrarse personalmente con nuestras cegueras… con las que compartimos entre todos, que ya son cegueras sociales, y también con las específicas de cada uno. 



Señor,  poné luz a mis ojos para contemplarte.

Señor,  poné luz a mis ojos para verte en mi hermano.

Señor,  poné luz a mis ojos para verte en la naturalez.

Señor,  poné luz a mis ojos para verte en medio del dolor y el sufrimiento.

Señor,  poné luz a mis ojos para superar las sombras del pecado.

Señor,  poné luz a mis ojos para ver tu mano en mi vida.

Señor,  poné luz a mis ojos para descubrirte en mis cosas de todos los días.





Dejate mirar y tocar por Él, para que te libere de todo lo que te impide ver con claridad. Que podamos ver con sus ojos


 

Oleada Joven