Evangelio según San Marcos 9,2-13

viernes, 17 de febrero de
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En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías." Estaban asustados, y no sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: "Éste es mi Hijo amado; escúchenlo." De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.

Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: "No cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos." Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de "resucitar de entre los muertos". Le preguntaron: "¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?" Les contestó él: "Elías vendrá primero y lo restablecerá todo. Ahora, ¿por qué está escrito que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado? Yo les digo que Elías ya ha venido, y han hecho con él lo que han querido, como estaba escrito.

 

Palabra de Dios.

 

 


 



P. Guillermo Feldman Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Quilmes

 

El Evangelio de hoy nos narra la Transfiguración de Jesús en lo alto de una montaña, y testigos de este hecho, fueron Pedro, Santiago y Juan. ¿Qué es lo que concretamente estos discípulos pudieron ver? Por un instante, la Gloria de Dios a la que todos estamos invitados. ¿Qué es lo que sintieron? Una gran paz, un gran amor que inundó definitivamente todo su ser. Tan hermosa fue esa experiencia, que Pedro no dudó en expresar, Señor: "Que bien que estamos aquí. Vamos a quedarnos." Pensaba cuantas veces en nuestra vida cristiana hemos tenido esta experiencia de transfiguración, la paz y ese amor que provienen de nuestro Señor Jesucristo, cuantas veces al igual que Pedro hemos querido que esos momentos duraran para siempre. Sin embargo, en el texto Jesús nos dice, que es necesario descender y seguir caminando en este mundo, que el buen Dios nos ha regalado de su gran amor. Y seguir caminando en este mundo, significa comprometernos y abrazar la causa misma de Jesús, es decir, dar testimonio por medio de nuestras acciones que el Reino de Dios está entre nosotros y que juntos debemos construirlo. Y para poder hacerlo realidad en nuestra vida cotidiana, es necesario tener estos ascensos en nuestra vida espiritual, para poder escuchar el mensaje que Dios tiene destinado para cada uno de nosotros y para todo el mundo. Allí Dios nos ilumina, nos llena de paz, amor y sabiduría que viene de lo alto, por eso nuestra vida puede comparase como un monte elevado, que podremos ascender para encontrarnos con Aquel que nos ama y nos enseña la verdad, porque El es la única Verdad. Y una vez que nos hayamos nutrido de él, es nuestro compromiso defender y poner manos a la obra para que muchos que aún no han encontrado la verdadera paz y el verdadero amor, puedan tener la experiencia de encontrarse con Aquél que es capaz de transfigurar nuestra vida de todo los días.

Que tengas un buen sábado, te dejo un abrazo y una bendición especial de Dios. Amén

 

 

Oleada Joven