Evangelio según San Marcos 1,12-15

viernes, 24 de febrero de
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En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: "Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: conviértanse y crean en el Evangelio."

 

Palabra de Dios.

 

 


 

P. Andrés Peirone Salesiano sacerdote de Don Bosco

 

En este primer domingo de Cuaresma la Iglesia nos regala un evangelio muy cortito, sólo cuatro versículos del primer capítulo de Marcos… ¡y nos dice mucho! Comienza relatándonos que el Espíritu llevó a Jesús al desierto, al lugar donde durante cuarenta días fue tentado por Satanás. Un poquito antes, en el versículo diez, se nos dice que Jesús fue bautizado. Y en su bautismo ese mismo Espíritu bajó sobre Él y, a partir de eso, Él se sintió Hijo porque una voz del Cielo dijo: "Tú eres mi Hijo querido, eres mi predilecto". Y es el mismo Espíritu que lo lleva el desierto. Que esté en el desierto y que sea tentado nos hace pensar que el Espíritu pide una decisión: Jesús antes de comenzar la misión que el Padre le encomendó, en el desierto tiene que decidirse no tanto ni en primer lugar intelectualmente, no sólo afectivamente… ¡Tiene que decirse existencialmente!

 

El Espíritu te pide una decisión. El Espíritu te pide que te juegues. El Espíritu me invita a ponerme realmente de un lado y dar todo lo que tengo, todo lo que soy. Hay muchas opciones. Tenés que jugarte por una. El Señor te invita a decidirte.

 

¡Qué cosas, hoy, de tu vida, en la realidad de tu familia, de tus amigos, de tu noviazgo, en tu estudio, en tu trabajo… qué cosas exigen una decisión en vos? Hoy es un día para pedirle al Espíritu que te ayude a jugarte por lo esencial, por la verdad, por Jesús.

 

 

Oleada Joven