Evangelio segun San Mateo 25, 14-30

viernes, 27 de agosto de
image_pdfimage_print

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno, hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco". Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor". Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos". Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor".

Finalmente se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo". El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán; ¿conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque el que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas, allí será el llanto y el rechinar de dientes"".

Palabra de Dios


Reflexión: Monseñor Eduardo Martín | Obispo de la Diócesis de Rio Cuarto

 
 

 Queridos amigos en este sábado Jesús nos presenta en el evangelio la parábola de los talentos. Esta parábola que nos indica que todos hemos recibido dones  de parte de Dios y que esos dones tienen que ser fructificados por el uso que de ellos hagamos, por el uso de nuestra libertad, aplicando nuestra libertad a hacer fructificar los dones que Dios nos ha dado.

 Todos hemos recibidos dones, más o menos, pero todos hemos recibido dones y entonces la vida es así: Un  regalo que Dios nos da, la pone en nuestras manos para que entonces con la aplicación de nuestra inteligencia y de nuestra voluntad, podamos hacerla fructificar. Dios quiere una vida fecunda, Dios quiere una vida plenamente realizada para todos y cada uno de nosotros.
 Pero nos ha regalado el don inmenso de la libertad, para que podamos con verdad decir: Esta vida es mía, porque este  don que Dios  me ha dado lo he puesto en funcionamiento, lo hecho fructificar.
 
Queridos jóvenes el tiempo de ustedes, es un tiempo precioso, porque es el  tiempo cuando se forjan las virtudes, cuando se hacen fructificar los dones, que luego van a guiar y a orientar toda la vida de una persona. Por eso de un modo especial, el tiempo de la juventud, es un tiempo para discernir cuales son los dones que Dios nos ha dado y poner en marcha decididamente, la fructificación de los  mismos,  siempre con la ayuda de la gracia de Dios.
 
Y hoy  le pedimos a San Agustín, este gran santo de la Iglesia que por un tiempo de su juventud desperdiciada los dones, porque se dedico a una vida, donde buscaba fama, gloria y donde llevaba en cierta manera una vida licenciosa, pero en el fondo queriendo buscar a Dios y queriendo buscar la verdad. Dios le dio una gran inteligencia y luego de su conversión, aplico esa inteligencia para enseñar, para iluminar y hoy sigue siendo a lo lardo de los siglos una de las lumbreras más grandes desde la Iglesia.
 
Pidamos al Señor por intercesión de San Agustín, que podamos poner por obras, todos los dones que Dios nos ha regalado.
¡Hasta el próximo sábado, si Dios quiere!

 

Oleada Joven