George Metheson, conocido predicador ciego de Escocia, dijo:
“Dios mío, ¡nunca te he dado gracias por mi aguijón!
Te he dado gracias mil veces por mis rosas, pero ni siquiera una vez por mi espina; he estado esperando un mundo donde reciba compensación por mi cruz, pero jamás pensé que mi cruz podía ser mi gloria presente.
Enséñame la gloria de mi cruz; enséñame el valor de mi aguijón.
Muéstrame que he subido a ti por el camino del dolor. Muéstrame que las lágrimas han formado mi arco iris”.