Evangelio segun San Lucas 6, 1-6

viernes, 3 de septiembre de
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Un sábado, entró Jesús en la sinagoga a enseñar. Había allí un hombre que tenía parálisis en el brazo derecho. Los letrados y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo. Pero él, sabiendo lo que pensaban, dijo al hombre del brazo paralítico: "Levántate y ponte ahí en medio". El se levantó y se quedó en pie. Jesús les dijo: "Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido hacer en sábado: hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?" Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo al hombre: "Extiende el brazo". El lo hizo, y el brazo quedó restablecido. Ellos se pusieron furiosos y discutían qué había que hacer con Jesús.

Palabra de Dios



 Reflexión: Monseñor Carlos Ñañez | Obispo de la Arquidiócesis de Córdoba

 

El Evangelio que nos propone la Iglesia en el día de hoy contiene algunos elementos que vale la pena destacar. En primer lugar la escena sucede en un día sábado, y en una sinagoga; se trata de la curación de un enfermo que tenía la mano paralizada, y están ahí, en la sinagoga, escribas y fariseos, que observan a Jesús con una actitud poco amigable, más bien hostil. La enfermedad que este hombre tiene, además de paralizarle la mano, de alguna manera lo paraliza respecto de la vida y le ha significado como un retraimiento. Jesús por su parte busca la reincorporación de este hombre, lo hace poner de pie, lo hace acercarse, busca el reestablecimiento, y quiere involucrar en esto a todos los que están presentes, y por eso los interpela, "¿les parece que está bien hacer esto?" La actitud de los presentes es de silencio, tomar distancia, respecto de lo que Jesús parece que va a hacer. De todas maneras, no obstante eso, el Señor se mantiene firme en su determinación de reestablecer a esta persona, de curarlo, de salvarlo.
 
Ahí está, me parece, la enseñanza de este Evangelio, el reestablecimiento, la curación, la salvación, que Jesús quiere dar y que puede recibir el que se deja alcanzar por Jesús, es más importante que toda costumbre y que toda práctica.
 
Entonces, nos está invitando a nosotros a proceder con una sana libertad, no una libertad caprichosa para hacer lo que uno quiera, simplemente lo que primero le venga en gana; si no una libertad para saber acercar a los demás a Jesús y para que Jesús los cure y los salve; esa es la libertad a la cual el Señor nos llama a partir de este Evangelio. Intentemos usar de ella para ser instrumentos para que los demás llegando hacia Jesús puedan gozar de sus dones.
 
Es el deseo de todo corazón, con mi bendición. Un saludo cordial para todos.

 

Oleada Joven