Que no me quiten el otoño de mi calle

lunes, 16 de abril de
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Hoy, al salir de casa, me he dado cuenta. Se habían llevado el otoño. Ni una sola hoja en la calzada, en la acera. Ninguna en la que fijarme.

 

Era la ilusión de caminar por un camino distinto al de mi calle. E imaginar un bosque de nostalgias naranjas, verdes y amarillas. Un fuego de colores en el suelo.

 

Pasos que sienten el paso del tiempo, de sus estaciones y expectativas. Alfombra de signos, huellas, vestigio de un misterio que dura en la brisa.

 

Vidrieras de brillos remotos, o próximos, ¿quién lo sabe? Vida que muere cada día, y que resucita en belleza cuando la miras. Y sin embargo no están esas hojas amarillas, verdes y naranjas.

 

 

No están, me faltan, se las han llevado. Dicen que es limpieza, pero se me antoja que quieren borrar todo rastro de la muerte, de ese último aliento por el que podemos llegar a comprender con mayor plenitud la vida.

 

Y busco otra calle cercana y otra acera donde poder caminar sobre esa espuma vegetal que crepite y se encienda a mi paso. Leves hojas que aún caen en rachas de destellos. Y yo feliz, contemplando…

 

Guilermo Urbizu

 

Fuente: guillermourbizu.com

 

Oleada Joven