Evangelio del día según San Juan 3,16-21.

martes, 17 de abril de
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Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios".

 

Palabra de Dios

 

 


 

 

P. Daniel Cavallo

 

Amigos y amigas, compartimos este relato donde la expresión cumbre y definitiva de amor del Padre al hombre, es el regalo de su propio Hijo, porque en Jesús está la vida, la luz, la salvación…bendita la noche del encuentro de Nicodemo con Jesús! porque donde allí Jesús se muestra como el amor del Padre que tanto amó al mundo que le envió a su hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en Él sino que tengan vida eterna. El amor del Padre se traduce en el don del Hijo, y éste es su regalo. Dios no quiere la muerte sino la vida total para nosotros, la vida Suya, la vida plena, la vida eterna.

Desde el misterio pascual, Jesús, como salvador único y verdadero, no solo nos da la vida sino que viene a vivir con nosotros, inhabita en nosotros por la gracia para que nuestra vida sea plena y tenga sentido. Y aquí es donde está la verdad de nuestra salvación: en que Dios nos abraza y en ese abrazo nos transmite su misma vida para que nosotros demos sentido a nuestra propia vida, y ésto es Jesús, es la gracia, el regalo….  Por eso la importancia de la aceptación de éste Hijo, quien lo acepte se salva y quien no, se las tiene que arreglar como pueda.

Entonces aquí está el desafío nuestro, el que tuvieron aquellos apóstoles de celebrar con sus hechos a éste Cristo pascual, de confesarlo sin miedo, con nuestra palabra, con nuestro testimonio, abriéndonos a la luz para que Dios nos ilumine y nos llene de paz.

Te invito a compartir ésta consigna a la luz de éste evangelio: ¿Lo aceptás a Jesús como a tu único salvador, o todavía te falta dar el paso para abrazarte a éste regalo? ¿Decidís dejarte iluminar por la luz de su evangelio? O a veces te escondés como Nicodemo, en la oscuridad cuan razones propias para no creer en Jesús?

Que podamos abrir el corazón para recibir el regalo que es Jesús mismo, que Dios te bendiga!

 

 

 

 

Oleada Joven