Queridos Reyes Magos

viernes, 6 de enero de
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Queridos reyes magos:

Hace un par de años que les escribo, ya adulta, porque no quiero perder el corazón de niña.

 

Quisiera pedirles el don del asombro, de saber maravillarme y conmoverme ante lo cotidiano.

Que sepa ver en lo de todos los días estrellas que me van guiando. Que se me vaya enseñando de a poco en qué consiste y cómo se vive en plena humanidad el misterio divino de cada día.

Que no adore estructuras, que mi corazón no se deje ganar por el ego, por el egoísmo, por la vanidad, por el mal.

 

Queridos reyes, solo quiero un corazón humilde capaz de acoger, agradecer y adorar la humanidad. Deseo ojos atentos para ver lo esencial, oídos abiertos para acoger sin juzgar, palabras sinceras que solo busquen amar, un corazón en paz.

 

Quiero vivir en paz, no en una amornía que sobrevuela e ignora la complejidad humana, no en la paz indiferente del dolor y del conflicto, no una paz cobarde productos de ojos escabullidizos que huyen a lo pobre y al dolor. Quiero la paz de Jesús, esa que nace en medio de las noches, esa que irrumpe en medio de las dudas y ancla la vida en la certeza honda del amor, en esa paz que desborda confianza, paz que sabe mirar y conmoverse y romperse y por amor y en el amor volverse a armar. Quiero la paz de Jesús, luz del mundo y luz de todos los hombres y mujeres que se abren al misterio del Amor, que se deja amar y que de rodillas, contemplando la fragilidad aprenden también a cuidar con ternura la vida recién nacida, la vida sencilla parida con dolor, la vida encarnada por amor.

 

Queridos reyes, me uno a su andar. Yo también quiero contemplar en este año a Jesús y adorarlo con sincero corazón. Que sepa yo también darme y quedarme de manos vacías y abiertas frente al Dios con nosotros mientras mi corazón rebosa su alegría.

 

Confío en Dios, en sus estrellas que guian mi andar y en mi corazón que anhela amar.

 

Con amor y esperanza,

Tati.