Ya las fuentes más antiguas nos informan de numerosos milagros, incluso de resurrecciones de muertos, como confirmación del anuncio de Jesús: «Pero si yo expulso los demonios por el Espíritu de Dios, es que ha llegado a vosotros el reino de Dios» (Mt 1228). Los milagros sucedieron en lugares públicos, las personas afectadas eran conocidas a veces incluso por su nombre, por ejemplo el ciego Bartimeo (Mc 10,46-52) o la suegra de Pedro (Mt8,14-15). También hubo milagros que representaban para el entorno judío delitos escandalosos (por ejemplo la curación de un paralítico en SÁBADO, la curación de leprosos), y que, sin embargo, no fueron negados por los judíos contemporáneos de Jesús.
Material extraído del YouCat, Catecismo Joven de la Iglesia Católica.
Ediciones Encuentro, Madrid 2011
Capítulo Segundo: Creo en Jesucristo
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