La mayoría de las personas pensamos que la primavera es la mejor estación para la jardinería. En cierto modo es verdad, porque después de un largo invierno el resurgimiento del jardín en la primavera es una hermosa celebración. Pero no es toda la verdad. En el otoño también suceden fenómenos que vale la pena celebrar. Algunas especies, como las rosas, tienen un segundo y abundando florecer. Las flores que nacen en ésta época son más grandes y suelen durar más.
El otoño también es un muy buen tiempo para sembrar. Los frutos que recojas en la primavera será el resultado de lo que siembres en el otoño. Es importante calcular entre 30 y 60 días antes de la primera helada del invierno para comenzar la siembra que puede ser de semillas o con plantines. Muchas plantas necesitan de las heladas para después poder tener una buena floración. Es un buen tiempo para sembrar hortalizas: zanahoria, lechuga, rúcula, espinaca, coliflor.
Es importante que tengas en cuenta la ubicación de tu huerta de modo que las pocas horas de sol y calor, sean aprovechadas al máximo.
A su vez es tiempo de preparar la tierra, removerla, airearla y nutrirla con abono. Por otra parte también es necesario arrancar los yuyos que han ido creciendo y podar cuando sea necesario. Después de un caluroso verano, algunas plantas se ven un poco gastadas y resulta necesario una buena poda.
Y el corazón también pasa por estaciones. El otoño es tiempo de poner manos a la obra: remover y airear la tierra, sacar yuyos, podar, sembrar y aprovechar el sol. Los frutos siempre llegan a tiempo.
De nuestra redacción
Milagros Rodón