Evangelio del día según San Juan 15,9-17

domingo, 13 de mayo de
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Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto. Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado.


No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.

 

 

Palabra de Dios

 

 


 

P. Maximiliano Turri Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Chascomús



El evangelio es y será una hermosa oportunidad para encontrarnos con el mismo Jesucristo y así poder establecer una relación personal, constante y duradera en el tiempo. Cada día nos abre la intimidad y entonces nos “metemos” en su corazón que nos sale al encuentro de la vida dándonos su luz y su paz. En las Palabras que encontramos en cada uno de los evangelios, podemos ir formándonos una auténtica semblanza de su rostro y así construir la verdadera imagen de quién es Él y a qué nos llama a vivir.


En las palabras del evangelio de hoy, del evangelista San Juan, encontramos algo de lo que quiero compartirles. Hoy dice Jesús así: “Permanezcan en mi amor”, esto significaría: “yo estoy siempre con ustedes, pero –casi en tono de súplica- permanezcan ustedes en mí”. Su entrega nos significó una donación total, un amor eterno, una fidelidad perpetua. De su parte tenemos todo para que nada nos falte. De sí mismo ya no hay nada más por darnos, ya que nos ha dado su misma vida. Así lo dice en el mismo evangelio de hoy: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”. Estas palabras en los labios de Jesús tienen un peso aún mayor, ya que fueron dichas con la misma ofrenda de su vida. No de palabra, sino de obra y de verdad. Entregado totalmente a Dios Padre, Jesucristo nos ha ofrecido todo lo que Él es. La misma Vida Divina, el anhelo de felicidad, el deseo de eternidad, todo lo que un corazón humano puede buscar.


Este es otro dato que el evangelio nos propone. Dios es fiel. Él no cambia, Él no modifica su amor. Él no se arrepiente de amar al hombre, porque lo hace en su sabiduría eterna, en su opción por elegirnos. “No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes”. Dios no se equivocó eligiéndonos a cada uno. Su amor de predilección no es que a veces le sale bien y a veces le sale mal. Él, por el solo hecho de que existamos, nos ama por ser obra de su amor.


De ahí que la esencia, la naturaleza y su obrar sea el amor. Porque en el amor, no hay otra búsqueda que la felicidad, la entrega y la predilección por el otro amado. Y de este amor recibido, fundado en nuestra existencia que es descubierto en los evangelios, brota la invitación de Jesucristo a obrar nosotros: “Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros” El Señor nos llama a que realicemos en nuestras vidas lo mismo que Él es y de la misma manera con la que Él nos ama; porque si nos ama de la misma manera nos hace capaces de amar como Él. Si, somos capaces –por su obrar en cada uno- de amar como Él mismo. Esto es lo que llamamos Gracia de Dios o Vida Divina. Si permanecemos en su amor, si nos dejamos trasformar por Él y si cada día lo buscamos en su Evangelio, somos divinizados y se manifiesta en nosotros la misma Vida que hemos recibido en nuestro Bautismo.


Sí! Eso es la santidad que Él mismo nos llama a vivir en el lugar que a cada uno le toca. Siendo sal y luz para el mundo de hoy.¡Que tengas un hermoso día y que Dios te bendiga!

 

 

 

Oleada Joven