Evangelio según San Juan 17,20-26

miércoles, 23 de mayo de
image_pdfimage_print

 

 

"No ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno -yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste. Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron que tú me enviaste. Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en ellos".



Palabra de Dios

 

 


 

P. Fernando Goicochea Sacerdote Salesiano de Don Bosco

 

Escuchamos en este evangelio que Jesús reza no solamente por sus discípulos sino también  porque los que gracias a sus palabras, van a creer en Él. Que hermoso y que consuelo para nosotros saber que estamos en la oración de Jesús desde siempre, que Él rezó por nosotros cuando caminó por éstas tierras y ahora como dice la liturgia, tan real y bellamente, vive para interceder por nosotros, por eso está a la diestra del Padre.

Otro punto de éste evangelio dice: "que todos sean uno". La oración de Jesús reza una y otra vez, insistentemente al Padre para que nosotros, por el amor verdadero entre nosotros, seamos un signo patente de unidad y así el mundo crea que Dios Padre lo envió a Él.

 

Es una oración que debemos hacer cada vez profundamente nuestra y que nos recuerda con la pasión que vivió Kiara Lubich, esta gran fundadora del Movimiento de Los Focolares en la Iglesia y que trajo una luz nueva con la cual vivir intensamente esta oración de Jesús y que ha provocado tanta ruptura de diques, murallas, separaciones que había hasta en los mismos cristianos y que ha propiciado tanto ésta comunión entre nosotros.

 

 Más adelante Jesús dice que el Padre lo amaba antes de la creación del mundo, y también esto mismo se dice en la carta a los Efesios, capítulo 1, 4: "Fuimos elegidos antes de la creación del mundo". Es algo extraordinario cuando tomamos conciencia de que Dios, precisamente por ser Dios, existe desde siempre, que en Él no existe el tiempo, ya que es parte de la misma creación, es parte de los mortales que estamos de este lado…pero Dios nos conoce y nos amó desde siempre, por eso en este sentido podemos decir que existimos desde siempre en el corazón amante de Dios por los hombres, y no or los hombres en general, sino por vos, por mí…

 

Y también, sobre el final del evangelio dice de que les dió a conocer el Nombre del Padre y se los seguirá dando a conocer a esos que son sus discípulos, es decir, a nosotros que somos discípulos del Señor Jesús. Pero si ya diço a conocer….¿cómo va a seguir?

 Sucede que este Nombre, ésta Persona, ésta realidad de Dios es algo insondable, jamás terminaremos de conocer y por lo tanto de amar, a este inmenso Dios. La vida eterna para nada será aburrida porque poco a poco será ir cayendo en esta inmensa bondad, en este inescrutable corazón amoroso de Dios. Ojala que, entrando en éstas realidades tan poco visibles pero tan profundas y reales, podamos vivir  éste dia – no como consumistas de una sociedad de consumo- sino como creyentes que caminan hacia la patria que nos pertenece.

 

 

 

Oleada Joven