Evangelio según San Marcos 12,38-44

sábado, 9 de junio de
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Y él les enseñaba: "Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas
y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con más severidad". Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia. Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre. Entonces él llamó a sus discípulos y les dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir".

 

Palabra de Dios

 

 


 

P. Guillermo Feldman Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Quilmes

 

El evangelio de éste día nos demuestra dos formas de ser distintas en la vida, dos actitudes que podemos asumir. Por un lado Jesús habla de los escribas, es decir, disfrazar una realidad simulando lo que no se es, fingir un estado con el solo propósito de ganar prestigio y ser reconocidos a los ojos de los demás, agregando a ésta realidad que ellos también se enriquecían ilícitamente quedándose con los bienes de los más pobres, como las viudas.

Jesús, en contraposición, remarca la obra de una pobre viuda que desde su humildad y generosidad, dá de su limosna.

Dice el evangelio que apenas dio dos pequeñas monedas que para ella representaban todo lo que tenía, demostrando de ésta manera que lo más importante siempre es el interior y el corazón que está dispuesto a dar sin esperar nada a cambio.

 

Frente a éstos dos modos de ser, por un lado la actitud de los escribas y por otro lado el de la viuda, Jesús nos vuelve a recordar en sus enseñanzas que la actitud de la viuda es la que expresa el cumplimiento de la voluntad de Dios ya que ésto significa reconocer que todo lo que poseemos y  todo lo que somos en la vida pertenece a Dios y que nosotros somos simples administradores.

 

Este gesto de la viuda también nos recuerda que el compartir y la solidaridad encarnadas en nosotros demuestran el espíritu con que hacemos las cosas, y que son dos características de los que queremos hacer presente el Reino de Dios en medio de nosotros.

Son los caminos que nos llevan definitivamente a la auténtica santidad.

 

Que ésta palabra del evangelio de Marcos te pueda iluminar y te puedas preguntar cuáles son las dificultades y cuáles las alegrías que has encontrado en el camino de la vida a la hora de poner en práctica el compartir y la solidaridad con aquellos que te rodean y compartís la vida. Que tengas un día lleno de bendición, amén.

 

 

 

 

 

 

Oleada Joven