Querido Señor, me has enviado a este
mundo para predicar tu Palabra.Los problemas del mundo parecen tan
frecuentemente complicados e intrincadosque tu Palabra me parece embarazosamente simple.
Muchas veces, me siento sin palabras cuando estoy con gente
que está hablando de los problemas sociales o económicos del mundo.
Pero vos Señor, dijiste:
“Sean astutos como serpientes e inocentes como palomas.”Déjame retener la inocencia y
la simplicidad en medio de este mundo complejo.
Me doy cuenta de que debo estar informado, de que tengo que estudiar los muchos aspectos
de los problemas que enfrenta el mundo, y que debo tratar de entender lo mejor que pueda
la dinámica de nuestra sociedad contemporánea.
Pero lo que cuenta realmente es que toda esta información, conocimiento y conciencia, me permita decir,
más claramente y sin ambigüedades,tu Palabra llena de verdad.
No permitas que los poderes del mal me seduzcancon las complejidades de los problemas del mundo, dame la fuerza para pensar con claridad,para hablar con libertad y para actuar con coraje, a tu servicio.
Amén.
Henri Nouwen