Evangelio según San Mateo 5,43-48

lunes, 18 de junio de
image_pdfimage_print

Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos?
Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
 

 

Palabra de Dios

 

 


 

P. Javier Soteras   Director de Radio María Argentina

 

Se trata de la búsqueda del camino de la perfección, del hacernos uno con Cristo, lo cual sólo es posible por el camino de la caridad, del amor que siempre es inclusivo. Tan inclusivo, que suma también a los adversarios, a los enemigos, a los que no resultan agradables, a los que nos parecen totalmente extraños de nosotros, incluso a los que son de cierto modo también agresivos o están enemistados con nosotros. También ellos merecen nuestros gestos de amor, no porque nos salga de suyo ni porque esté en nuestra naturaleza la posibilidad de responder en ese sentido, sino porque esto nos asemeja a Dios. Así es el Padre, que hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.

 

Madre Teresa nos ha dejado un legado muy grande en este sentido y ella es para nosotros una inspiración muy profunda. Es como una fuerza inspiradora, una herencia del Evangelio de Jesús que ella nos ha dejado. El Evangelio del amor de Madre Teresa nos inspira y nos mueve para ir mucho más allá en nuestro seguimiento de Jesús. Ella decía: amen a las cosas y a la naturaleza como el más exquisito de los poetas nos habla del sol, de la lluvia, de los lirios del campo, de las aves del cielo, que no siembran ni cosechan y sin embargo el Padre del cielo los alimenta amorosamente. Jesús ama y conoce el quehacer y las actividades de los hombres, sabe cómo el sembrador esparce la semilla en el campo, cómo el ama de casa amasa el pan, cómo el carpintero trabaja la madera.

 

Vos te levantás cada mañana para tu trabajo y Él está allí con su amor sosteniéndote. Hay que reanudarse en ese amor para que ese amor crezca y en ese mismo amor poder seguir pensando en un mundo distinto. Jesús, que ama profundamente, ama sobre todo a los pecadores, a los enfermos, a los pobres, a los marginados, a los excluidos, a los que nuestra asociación encarna y sale a su encuentro, muy sencillamente, en una población por ahora un tanto reducida, pero con el sueño de abrazar al final del proceso, en políticas públicas, a todos los que trabajan en este sentido, para que en nuestra República el tratamiento de los excluidos, de los que están en la calle tome un sentido nuevo y distinto, verdaderamente transformante.

  

 

Oleada Joven