Evangelio según San Mateo 6,1-6.16-18

martes, 19 de junio de
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Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

 

Palabra de Dios

 

 


 

P. Fernando Goicochea Sacerdote Salesiano de Don Bosco

 

Este evangelio forma parte de lo que conocemos como "el sermón del monte" después de las bienaventuranzas Jesús va explicando esta profundización de la Ley que en el Antiguo Testamento recibió Moisés, Él le da una interpretación que no la anula sino que nos hace vivir más intensamente, más desde el Espíritu aquella misma ley. Jesús va diciendo paso a paso de que manera debemos vivir y ser con la limosna, con la oración, el ayuno…porque el gran peligro que tenemos es hacer el bien para que nos vean, que el objetivo de nuestro corazón sea para que los demás nos aplaudan y digan "mirá que bueno que es, que bárbaro".

 

No es un peligro hacer el bien, es más debemos procurarlo con todas nuestras fuerzas en la medida en que lo hagamos pero el peligro es que lo hagamos para que digan que somos buenos porque entonces caeríamos en la idolatría de nosotros mismos, en vez de adorar a Dios, el único Señor – el primer mandamiento- con todo el corazón, con toda el alma, con todas mis fuerzas, buscar que Él sea glorificado y alabado por las obras buenas que realizamos.

 

Jesús dice " brille así la luz de ustedes antes los hombres para que vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en los cielos"… Ven como está claro que tenemos que hacer el bien para que los demás glorifiquen a Dios, pero que en nuestro corazón no esté la intención de que nos vean, no está en nuestro corazón la intención de que los demás digan "que bueno que es", sino ya tendríamos nuestra recompensa. En nuestro corazón debe estar y para esto debemos purificar siempre más la motivación de nuestro obrar, en nuestro corazón debe estar que Dios sea glorificado, amado, que Él sea conocido, que su nombre sea santificado por muchos más hombres, que todos digan "Santo santo santo que grande que es Dios!"  "MI alma canta la grandez del Señor, mi espíritu se alegra el Dios mi salvador porque ha mirado la humillación de su esclava".

Él hace obras poderosas, miren como la Virgen canta la grandeza del Señor, las obras que hizo en Ella, no tiene ningún empacho en decirlo, pero dice que fue Él quien las hizo, y lo dice con mucha claridad, no soy yo, no me miren a mí,  mírenlo a Él!  Así como la luna refleja la luz del sol así la Virgen refleja esta gloria de Dios en su perdona, todo lo que hay en Ella lo ha hecho Él.

 

Ojalá que en este día podamos crecer siempre más en esta purificación del ¿porqué obramos?  ¿qué buscamos? hasta llegar a desear que Dios sea glorificado en todo. Un abrazo y un hermoso día para vos.

 

 

 

 

Oleada Joven