Medios para la Oración (de “Aprendiendo a orar” 3º parte)

sábado, 18 de septiembre de
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Medios para la Oración

 

Ahora bien, la Oración como Amistad se va fortificando, va creciendo a través de los diferentes encuentros con el Amigo. Y es verdad que no siempre tenemos las mismas disposiciones para el encuentro. Teresa lo sabe bien porque lo ha vivido, por eso ella descubrió por su propia experiencia que hay algunos medios que nos pueden ayudar para orar, son cosas muy sencillas y concretas, como por ejemplo:

a) Libros. Ella dice "es bueno un libro para (rápidamente) recogerse" (V 9,5),  sirven para para disponernos y nos ofrecen materia de meditación. "En todos estos (dieciocho años), salvo cuando acababa de comulgar, jamás me atrevía a comenzar a tener oración sin un libro. Con este remedio, que era como una compañía o escudo en que había de recibir los golpes de muchos pensamientos, andaba consolada (V 4,9; C 17,3). Dice que tomando un libro, se recogía (equivale a 'se concentraba'), y así se va la lectura transformando en oración (Rel 1,11). Su preferencia: el Evangelio… "siempre yo he sido aficionada y me han recogido más las palabras de los Evangelios que libros muy concertados" (C 21,4)

b) La naturaleza. "Me aprovechaba también ver campo o agua, flores; en estas cosas hacía yo memoria del Creador, digo que me despertaban y recogían y servían de libro" (V 9,5). De hecho, muchas veces toma el agua como símbolo: para "declarar algunas cosas de espíritu … soy tan amiga de este elemento, que lo he mirado con más advertencia que otras cosas, que todas las creó tan gran Dios, tan sabio, debe haber muchos secretos de que nos podemos aprovechar, … creo que en cada cosita que Dios creó hay más de lo que se entiende, aunque sea una hormiguita" (4M 2,2). Ella aconseja reiteradamente a sus monjas que en sus monasterios "tengan parque y vistas, que para nuestra manera de vivir es muy importante" (Cfr. Cta. a María de San José, 8-9 febrero de 1580, 10; 3 de abril 1580, 8).

c)  Maestro. Ella, cuando más lo necesitaba, no lo tuvo. "Yo no hallé maestro –digo confesor- que me entendiese, aunque lo busqué, en veinte años después de esto que digo, que me hizo mucho daño"(V 4,7). Es importante que no lleven el alma a la rastra: "han de mirar que sea tal (el maestro o confesor), que no les enseñe a ser sapos, ni se contente con que se muestre el alma a sólo cazar lagartijas" (V 13,3). Teresa nos está diciendo que la persona que nos acompaña en la vida espiritual no nos tiene que estar atando a ciertas devociones o actos religiosos y punto. Eso es lo que ella llama ser "sapos que sólo cazan lagartijas", sino que nos tiene que animar a más, nos tiene que ayudar a liberarnos de los pequeñitos actos religiosos de cumplimiento para lanzarnos al Encuentro con el Dios Vivo.

d)  Amigos. "Aconsejaría yo a los que tienen oración, en especial al principio, procuren amistad y trato con otras personas que traten de lo mismo" (V 7,21). Es algo de lo que ya tenemos experiencia, si entramos en contacto con quiénes se dejan quemar por la "Llama de Amor Viva" (Poesía de san Juan de la Cruz), éstas personas es como que resplandecen, nos espejan Su Presencia, nos iluminan y nos acercan hacia el Sol que nace de lo Alto…

 

 Pero recordemos que, por ser la oración encuentro y expresión de amor, es que a Teresa no le gustan las fórmulas, las recetas, sino que deja amplia libertad al orante y por eso nos dice "lo que más los despierte a amar, eso hagan" (4M 1,7). En definitiva, santa Teresa no tiene ni ofrece métodos de oración (como tampoco existen métodos para lograr ser ‘pobre de espíritu’, ni para aprender a amar). Teresa ofrece una pedagogía de la oración que nos guía con la experiencia de la vida y no permite separar la vida de la oración, volveremos sobre esto más adelante.

 

 

Hermana Silvia .de La Misericordia De Dios