Alumbrar

lunes, 9 de julio de
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Hace cientos de años, había un hombre en una ciudad de Oriente. Un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida. La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella. En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce. Se da cuenta de que es Roberto, el ciego del pueblo; entonces, le dice: ¿Qué haces Roberto, tú ciego, con una lámpara en la mano? Si tú no ves…

 
 
Entonces, el ciego le responde: -Yo no llevo la lámpara para ver mi camino, yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí… No sólo es importante la luz que me sirve a mí sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.

 

Oleada Joven