Evangelio según San Mateo 10,24-33

viernes, 13 de julio de
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El discípulo no es más que el maestro ni el servidor más que su dueño. Al discípulo le basta ser como su maestro y al servidor como su dueño. Si al dueño de casa lo llamaron Belzebul, ¡cuánto más a los de su casa! No les teman. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido. Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas. No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena. ¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo. Ustedes tienen contados todos sus cabellos. No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros. Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres.

 

Palabra de Dios
 

 

 


 

Mons. Daniel Fernández  Obispo de la Diócesis de Jujuy

 

Queridos hermanos y hermanos, en estos capítulos de San Mateo que estamos leyendo en estos dias, vemos que Jesús ha elegido a sus doce apóstoles y os ha mandado de misión con una serie de instrucciones y recomendaciones para sus vidas de apóstoles y misioneros. Aquí Jesús les anuncia que han de sufrir hostilidades y persecución como algo inevitable y necesario para la misión. A pesar de la oposición y la dificultad violenta, ellos deben seguir recorriendo las ciudades y los pueblos anunciando así el Evangelio.



Hay algo de todo esto que hace una situación muy particular, es el saber y experimentar por parte de los discípulos que a ellos les tocará compartir la suerte de su Maestro.

La unión con Jesús, el Maestro crucificado y la confianza en la Providencia Divina, es lo que los liberará de todo miedo ante una misión tan exigente, porque sucederá a veces que hasta dentro de una misma familia surgirá la división y la hostilidad, todo eso a causa de Jesús y del Evangelio, de los criterios del Reino.



Queridos jóvenes, mirando un poco esta palabra que nos dirige el Señor hoy, creo que Jesús nos pide tener una unión muy fuerte, de vida y de amor, porque si realmente somos sus discípulos debemos tener su vida en nosotros, su Palabra debe apoderarse de nuestro corazón, de nuestros criterios, de nuestra manera de vivir, y así viviremos dando testimonio del Amor como Él lo hizo hasta el final. Sabiendo que la hostilidad del mal nos va a acechar a nosotros como sucedión con Jesús y con todos los testigos que lo han seguido a lo largo de los siglos. Pero la confianza que Él está de nuestro lado, nos dará fuerza, nos dará ánimo, nos ayudará a no avergonzarnos nunca de ser sus amigos. Nosotros con el Espíritu Santo que hemos recibido, hemos recibido esa fortaleza para poder ser fieles como lo ha sido el Señor.

Que los acompañe a todos, la bendición de Dios todopodero, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.





 

 

Oleada Joven