Señor, te doy gracias por el nuevo día.
Mi vida está en tus manos, y te pertenezco.
Esa es mi mayor seguridad, lo que hace que camine tranquilo
sabiendo que Vos venís conmigo.
¿Quién podrá separarme de tu amor?
mi nombre está tatuado en tu mano,
y aunque fuera el peor de tus hijos,
vos seguirías amandome como al principio.
Pero tu misericordia gigantesca, no hace que me de igual.
El amor nos desnuda, nos hace frágiles y a la vez fuertes.
Tu amor me sostiene y despierta lo mejor que tengo adentro,
y que todavía el mundo no conoció.
Hoy no te pido nada,
simplemente que me dejes experimentar tu amor.
De nuestra redacción