"Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana".
Palabra de Dios
P. Daniel Cavallo Diócesis de San Francisco Córdoba
Este es un evangelio breve pero tiene la fuerza del amor de Dios que se hace cercano. Es Jesús que nos dice con ternura y con pasión: "Vengan a mí". Su invitación que está dirigida a los cansados, a los agobiados, a los que no saben que hacer con el peso de sus vidas, a los que no pueden encontrarle el sabor a la existencia, porque tienen demasiadas preocupaciones, Jesús ofrece este descanso, ofrece el alivio al agobiado.
Y lo hace ofreciéndonos dos caminos, el de tomar y compartir con Él el peso de nuestras realidades de todos los días de nuestra vida, o el segundo camino es el de contemnplarlo a Él, que carga su propia cruz, sin quejarse, sin lamentos, ofreciendo su propia vida hasta el fin. Este camino que Jesús nos pide es el de ser cireneos.
Él es nuestro apoyo, nuestra esperanza, nuestro testimonio y fortaleza, por eso muchas veces debemos volver nuestra mirada a Él, especialmente cuando en la vida empiezan a aparecer nubarrones que pretenden quitarnos la esperanza y la alegría.
Es parte de nuestra naturaleza humana sentirnos débiles y agobiados, reconocer esto es descubrir que el Señor es nuestra fortaleza y Él, compartiendo su vida divina, nos dignifica a nosotros para que demos sentido a nuestra vida.
A la luz del evangelio de hoy, Jesús que te dice "vengan a mí los afligidos y agobiados"…¿vos confías en Jesús? ¿Compartís con Él los momentos difíciles? ¿Cuál es el momento particular hoy en tu vida que sos conciente que tenés que compartir con Él desde tu oración y tu experiencia de amistad?
Que esta palabra de Jesús nos anime a la esperanza de saber que Él siempre está con nosotros. Que Dios te bendiga!