También se nos dijo que la vida es oscuridad, y en el cansancio nos hacemos eco del jadear del fatigado. Y yo les advierto que la vida es, efectivamente, oscuridad cuando no hay un impulso. Y todo impulso es ciego cuando no hay conocimiento. Y todo conocimiento es inútil cuando no hay trabajo. Y todo trabajo es vacío cuando no hay amor. Porque cuando trabajás con amor estás en armonía con vos mismo, y con los otros, y con Dios.
¿Y qué es trabajar con amor? Es tejer la tela con hilos sacados de tu corazón, es como si tu ser más amado tuviera que vestirse con esa tela.
Es construir una casa con cariño, como si tu ser más amado fuese a vivir en ella.
Es sembrar con ternura y cosechar con gozo, como si tu amado fuera a comer tu fruto.
Es impregnar todas las cosas que hacés con el aliento de tu propio espíritu.
El trabajo es amor hecho visible. Y si no podés trabajar con amor, sino tan sólo con desagrado, será preferible que dejés de trabajar y tomés asiento a la entrada del templo y recibás limosna de los que trabajan con alegría.
Porque si cocinás el pan con indiferencia estás cociendo un pan amargo que alimenta sólo a medias el hambre del hombre. Y si pisás las uvas con disgusto, tu murmurar destila veneno en el vino. Y si cantás, aunque fuera como los ángeles, pero no amás el canto, estás entorpeciendo los oídos de los hombres para las voces del día y las de la noche.
KHALIL GIBRAN, El profeta.