Que no se te enfríe el corazón

miércoles, 8 de agosto de

“Asoma por un extremo del cielo, su órbita llega hasta el otro extremo,

y no hay nada que escape a su calor”

Salmo 19

 

Estamos atravesando quizás la etapa más dura del invierno… Ya estamos “aclimatados” al frío, que este año no fue tanto, pero todavía queda un trecho para la primavera.

Puede que no te surjan tan naturalmente ganas de salir, de hacer actividad física, de disfrutar de la naturaleza, de compartir con los amigos… y estés un poco guardado. Es natural. Pero lo que no es natural es que se te guarde el corazón, que lo pongas en piloto automático o que le saques las pilas para “descansar”. No hay invierno más profundo que el de un corazón guardado.

Aunque cueste, aunque aparentemente quede a la intemperie, no dejes de sacarlo a tomar sol. Un corazón a punto que se entrega es capaz de mantener caliente todo el cuerpo y también el alma. Y por el contrario, un corazón guardado puede congelar y matar los más hermosos deseos e intenciones.

Dicen que en lo más profundo del invierno se esconden las semillas que explotarán de color y vida con el calor de la primavera. ¡A salir afuera, a sacar a pasear al corazón! Ya lo decía el poeta “Diques de piedra no pueden impedir el paso del amor”.

 

De nuestra redacción