Un tobogán de Vida

viernes, 10 de agosto de
image_pdfimage_print

 

 

Quiero ser tan valiente como un niño cuando se lanza por primera vez en un tobogán. ¿Será para tanto?. Sinceramente, no me parece nada exagerado. La clave está en que sólo podremos descubrirlo con los ojos de nuestro niño, el famoso niño interior del que tanto se escribe, al que tanto necesitamos.
 
Cada etapa de nuestra vida tiene sus desafíos y miedos propios, como así también las alegrías y sabores a aprender. Cuando nacemos ya tenemos el desafío mismo de "salir" del refugio materno que nos cobijaba a un mundo desconocido, luego nos lanzábamos a dar aquél primer paso, más adelante aprendíamos a manejarnos en colectivo, a elegir cómo vestirnos o el corte de cabello y ahora mismo cuando tenemos que decidir qué carrera seguir, etc. Muchos y diversos desafíos, todos importantes, todos esencia de quién somos hoy. Y el Amor, presente en cada pincelada de esos instantes. Él es el que les da verdadero sentido a  cada detalle, el que eleva hacia Su plenitud toda nuestra vida.
 
Sin embargo, el que nos encuentra aquí es ése famoso juego que siempre dice presente en las plazas. Con distintas dimensiones y colores atrae a todos, padres e hijos. Amigo de las hamacas, subibajas y pasamanos; juegos que no envejecen.
 
 
 
 
 
Todo éste paisaje me llevó a sumergirme en el corazón del niño cuando por primera vez, se encuentra frente a un tobogán y en él se topa con muchas otras fotografías que podrían representar muy bien situaciones de la Vida:
 
El pequeño enfrenta el miedo a no saber cómo llegará, el riesgo a resbalarse
es grande y hay que agarrarse bien fuerte de las barandas
por eso es importante tener Bien presente dónde están nuestras raíces; 
enfrenta el miedo a que tal vez pueda lastimarse y que los raspones sean varios,
 pero tenemos la certeza de un Amor que nos envuelve y sana; 
el pequeño enfrenta el miedo a tener que lanzarse "solo", 
pero un ida y vueltas con Aquél que nos ama nos trae confianza, Su mirada nos sostiene y cuida; 
enfrenta el miedo a las alturas, pero recordamos que nacimos 
para cosas grandes, elevadas al Cielo;
  también enfrenta el miedo a que los demás niños se rían de él pero
¿cómo llegar si no crecemos? ¿cómo crecer si no lo intentamos?.
 Y ya arriba enfrenta el gran desafío que conlleva soltarse, 
¡y se suelta porque está bien agarrado a la Fe que el Amor ha puesto en él!
 
"Sean como niños"
Jesús
barrilete
 

 

 

Luz Huríe