Evangelio según San Mateo 23,23-26

lunes, 27 de agosto de
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¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello! ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno! ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera."

 

Palabra de Dios

 

 


 

Reflexión: P. Rubén Gutierrez Diócesis de Oran, Salta

 

"Ay….me duele" dice Dios, es el grito del amor impotente ante la práctica de la diligencia, la ley preveía que cada aguricultor debía ofrecer el diezmo de la cosecha, los fariseos lo habían encarecido al ampliar estas raglas incluso a las hierbas que se emplean en los alimentos…ya nos imaginamos a las damas de casa separando un ramito de perejil para la colecta del templo…

 

Estas son minucias de las que Jesús nos quiere liberar, vamos! Amplien los horizontes! Abran las ventanas de la religión! No cometan los mismos errores, nos comenta Jesús en el evangelio de hoy. Si los fariseos eran minuciosos en algunas pequeñeces, sin embargo tenían la manga muy ancha para otros asuntos más importantes. Y Jesús nos recuerda las grandes exigencias de todos los tiempos que no hay que descuidar: la justicia, la misericordia, la fidelidad.

 

Hoy podríamos decir, la ayuda a los más pobres, la defensa de los más débiles y oprimidos, el respeto en el matrimonio, la honestidad profesional, la justicia social…

Esto era lo que había que practicar sin descuidar aquello. Jesús no es un revolucionario que predica la libertad por la libertad, quiere que la fidelidad a las observancias puntuales sea el reflejo de una fiel observancia del amor a los demás ante toda la vida.

 

Guías ciegos, que cuelan el mosquino y tragan el camello, que purifican por fuera la copa y el plato mientras que por dentro están llenos de codicia, Cuidan la apariencia exterior, la fachada, pero no se preocupan de lo interior.

 

En la vida hay cosas de poca importancia que coherentemente hay que dar poco importancia, y otras más trascendentes a las que valen la pena que les prestemos más atención.

 

¿De que nos examinamos al final de una jornada, o cuando preparamos una confesión o en unos días de retiro? ¿Solo de actos externos, más o menos pequeños, olvidando las actitudes interiores que están en su raíz…la caridad, la honradez, la misericordia?

 

En esta mañana Jesús nos hace un urgente llamado a recuperar la autenticidad de vida, la libertad evangélica de nuestras opciones cotidianas. Les dejo una pequeña consigna para que sigamos rezando esta Palabra: ¿En que cosas sentís que en tu vida personal o en tu comunidad estás colando el mosquito y tragando el camello? ¿te peleás por tonteras y olvidás lo importante?

 

 

 

 

Oleada Joven