Evangelio según San Juan 16, 12-15

 

 

 

   La reflexión podríamos llamarla, lo que hace el Espíritu Santo. Como venimos compartiendo en miércoles anteriores, el momento clave de la vida de Jesús es de pasar de este mundo al padre.

   Jesús ahí nos renueva en la esperanza porque aunque muchas cosas tiene que decirnos solo la comprenderemos plenamente cuando venga el Espíritu de la verdad. No es que el Espíritu nos revela algo nuevo que Jesús no nos allá dicho, porque el mismo Jesús nos contó todo lo que había recibido del Padre porque somos sus amigos, entonces no hay nada nuevo. Pero si, ahora el Espíritu  nos ayuda a recordar y profundizar, a entender,  a ver mejor, a comprender más. Sabemos que hay diversos grados de conocer la verdad, especialmente la verdad que hace vivir, la verdad que salva nos ayudará a meternos mas en el interior,  nos ayudará este Espíritu  a comprender  más el misterio de Dios. 

   Y la persona de Jesús, en la unidad de Dios y del Hijo, el Espíritu que se amo, fue enviada a nosotros para conducirnos a la verdad plena para que podamos entender. Este modo de conocer, es distinto a lo que uno podría tener o adquirir cuando uno estudia, cuando uno se forma, cuando uno lee, aun cuando nosotros hemos aprendido el catecismo o en nuestros grupos juveniles cuando uno conoce mas de Jesús  o conoce mas de la Iglesia . Yo siempre pienso cuando Jesús pedagógicamente le pregunta a los discípulos y a Pedro, “¿Quién dice la gente que soy?” es un sondeo. Algunos dicen Bautista otro Elías pero ustedes ¿quien dice que soy? , es decir nosotros podemos conocer sobre Jesús, conocer la verdad sobre Él pero realmente nos ayudara el Espíritu para conocer en su intimidad, a decir  quién  es realmente para nosotros Jesús. Sin dudas es una gracia tener este modo de conectarnos con la profundidad de la verdad, esta gracia nos viene dada por el Espíritu de la verdad, es un regalo que debemos recibir y es un regalo que debemos pedir, que debemos desear. La verdad que el Espíritu Santo nos trae a nosotros , es la verdad con mayúscula, el mismísimo Cristo dijo soy la verdad. Nosotros  sabemos lo que es la verdad y el bien de ella, y en comunión con ella. Jesús es la Verdad, y la Verdad nos hace libres. Estamos con Jesús si volvemos a Jesús, si permanecemos con El  gozosamente libres.