Comenzó el Encuentro con Cristo!!!

lunes, 4 de octubre de
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 Los días 4, 5  y 6 de octube a partir de las 21hs vamos a estar viviendo el "Encuentro con Cristo" un gesto de jóvenes para jóvenes que se viene haciendo en la ciudad de Córdoba desde hace 6 años nucleando a miles de jóvenes que se reunen con buena música, dinámicas, anuncios y espacios para la oración. La organización está a cargo de un grupo conformado con miembros de diferentes movimientos y grupos de Córdoba dándole una gran riqueza a cada uno de los espacios de participación.

Este año los encargados de iluminar con su reflexión y testimonio la Palabra de Dios serán: Daniela Spada, el músico cristiano Kekey Tacaya y el sacerdote jesuita Ángel Rossi.

Desde Radio María nos sumamos al Encuentro con Cristo, con jóvenes de todo el país, porque soñamos que todos puedan ser parte de estas 3 noches maravillosas. 

Para seguir ésta transmición desde tu provincia ingresá a www.radiomaria.org.ar y buscá la frecuencia de tu localidad. Para escuchar en vivo a través de internet lo podés hacer en http://www.radiomaria.org.ar/content.aspx?lin=escuchar.

Los esperamos!!!

 

Si no sabés de que se trata, te invitamos a compartir un anuncio del año pasado con una hermosa invitación del P. Angel Rossi a abrirle la puerta al Señor.

 


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Padre Rossi: Quizá nos puede hacer bien preguntarnos cómo lo buscamos, preguntarnos si yo también lo busco y si lo busco para qué lo busco al Señor. ¿Cuáles son mis necesidades, cuáles son mis ansiedades, cuáles son mis anhelos?

Fíjense, el salmo dice: “como la sierva sedienta busca el agua así mi alma te busca Dios mío”.

Yo digo ¿sentiremos lo mismo, lo buscaremos del mismo modo al Señor, puedo decir lo mismo que el salmo? Y otras veces es Él quien nos anda buscando o esperando a nosotros. San agustín se le queja a Dios, y le decía: ” hay Señor que buscas al que se te esconde, y que te escondes al que te busca”.

Y uno podría recorrer la Palabra de Dios, y encontrar a este Señor que nos busca en el Génesis, dice: “Adán ¿dónde estás?”, después que Adán peca y se esconde en el jardín donde Dios venía cada tarde a conversar con él. Le pregunta: "Adán porque te escondiste, porque huís (rajas)".  Otro ejemplo está en el Buen Pastor, que deja las 99 ovejas, para ir a buscar a la perdida. Y otro caso: el papá del hijo pródigo, que se asoma a la loma cada tarde a esperar al hijo, sabiendo que un día va a volver. O como decía hoy nuestro Obispo, el Señor nos dice, “estoy a la puerta y llamo, si me abrís entraré, y cenaremos juntos”.

El Señor, que nos busca, que nos espera. Nos dice:

+ Si me abrís,  podré perdonarte,

+ Si me abrís, podré saber que yo te sigo queriendo y que yo te sigo buscando, aunque vos huyas.

+ Podré recordarte, aquello tan lindo que decía El Papa JPII  “ustedes los jóvenes, son los primero protagonistas del tercer milenio, son ustedes quienes van a trazar los rumbos de la humanidad”.

+ Si me abrís podré misionarte para decirte: “te necesito"… para que seas puente de unión en tu casa;  para que lleves una palabra de consuelo a gente que muy cerca de tuyo sufre de soledad.

Te necesito para demostrar con tus gestos que vuelve mucho más feliz a su casa el joven que se comió horas de frío acompañando, charlando un rato con los hombres de la calle, que el que vuelve dado vuelta o lo traen en calidad de un paquete, a la madrugada.

Te necesito para que ejerzas tu profesión en zonas desatendidas o a aquellos que nadie cuida.

Te necesito para que no enterrés cobardemente tus talentos o lo negocies allí donde muchos no se animan por comodidad o por flojera.

+ Si me abrís podré decirte: "¡vamos mar adentro!" mar adentro en la cercanía con el Señor, mar adentro de tu propio corazón, mar adentro en tus vínculos afectivos, mar adentro en tus compromisos asumidos… ¡Vamos mar adentro! dejate de orillar la vida, los compromisos, dejate de orillar los corazones de la gete. Rompé las amarras, empuja la barca y que la conduzca el Señor. Entrega le el timón.

+ Si me abrís podré decirte, "extiende las alas, busca altura". Alas para no perderte en el horizonte chato de la mediocridad.  Altura, para que cada vuelo resulte una fiesta y un desafío. Alas para buscar las cimas, cimas no para mirar a mis hermanos desde arriba, sino para no mirarme a mi mismo desde abajo. Ala como signo visible que de testimonio que hemos tomado en serio el oficio de vivir.

Que seamos uno más de esa multitud de los que esperan y de los que “lo “esperan al Señor, sabiendo que hay también otra multitud, una multitud doliente de los que no esperan nada. Una legión de derrotados. Jóvenes cansados y aburridos de la vida, antes de empezar a vivirla. Jóvenes llenos de miedos por no encontrar el sentido de sus vidas, que tienen la sensación de estar sobrando en este mundo. Jóvenes que están de vuelta sin haber llegado a ninguna parte.  Jóvenes biológicamente juveniles pero espiritualmente ya envejecidos. Empobrecidos por el consumo, masificados por limitación, frágiles por voluntad, sin garantías de futuro.

Quizá como Jairo, la actitud interior que nos puede hacer bien, sea esta: la de caer a los pies del Jesús, y de suplicarle que venga a nuestra casa, que venga a mí corazón. Que lo estamos esperando, que aceptamos el desafío, que lo necesitamos. Porque después tendremos que caer nosotros a los pies de nuestros hermanos para lavarlos. Porque tendremos que caminar muy metidos en la multitud de quienes Dios puso a lado nuestro, porque vamos a tener que ir a la casa y a los corazones de muchos. De una muchedumbre que también, aunque no parezca, nos están esperando a nosotros… están esperando nuestro testimonio, están esperando nuestra palabra, están esperando nuestro gesto.

 

 

Oleada Joven