Cada día, hay una canción que se agiganta en el dulce espacio de la voz; templada por la melodía de nuestros sentimientos. Hermana Glenda es la interprete pero todos nosotros podemos cantar junto a ella. Allí donde quiera que estes. Podemos mirar hacia arriba y hacer con está canción una oración para dejar en manos de Dios lo que para nosotros es imposible. Porque nada es imposible para EL. Desde el concierto de la JMJ Madrid.